Descentrada, vol. 1, nº 1, e012, marzo 2017. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)


ENTREVISTAS / INTERVIEWS

 

Entrevista a Arde Pandora1


Facundo Saxe

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET).
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FaHCE).
Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Argentina.
fsaxe@fahce.unlp.edu.ar


Cita sugerida: Saxe, F. (2017). Entrevista a Arde Pandora. Descentrada, 1(1), e012. Recuperado de http://www.descentrada.fahce.unlp.edu.ar/article/view/DESe012

 

 

Es una pregunta básica, pero difícil de contestar. En este momento, Arde es una agrupación que tiene una vida de seis años con una previa de unos meses antes de la conformación. Militamos la diversidad sexual anti patriarcal feminista. Nuestra intervención es en La Plata, aunque a veces articulamos con otros espacios que militan en otros lados, como en Capital. A veces, en encuentros con otras mujeres u otros espacios, pero básicamente en La Plata. Arde tiene un proceso previo de un poco más de un año. Empieza con un grupo de militantes o de ex militantes de CAUCE2, una agrupación universitaria, o por lo menos de una experiencia de militancia universitaria que entendía en ese momento que había una vacancia en la militancia feminista con ciertas particularidades, como por ejemplo, en lo mixto. En general, en La Plata, había agrupaciones que estaban conformadas por mujeres, feministas o lesbianas. Arde surge como una posibilidad de construir una forma de militancia más amplia, con una idea principal que no sea la de del sujeto político mujer o lesbiana, sino la de ser una agrupación anti patriarcal, anti heterosexual y anticapitalista.

- Algunxs vienen de una trayectoria de militancia universitaria; otrxs, no ¿Qué vínculo hay o se construyó con la universidad?

En principio, todas tenemos una experiencia cercana con la universidad. Eso también lo tenemos como base común y es clave para reconocer nuestras propias actividades, nuestras propias formas de accionar y articular con otros espacios. Además, era un espacio cotidiano para muchos que en ese momento estaban cursando, un lugar conocido. Muchas nos empezamos a acercar al feminismo con la formación académica. Además de eso, nuestros primeros dos años de funcionamiento lo hacíamos en la facultad (de Humanidades y Ciencias de la Educación), un espacio común, fácil de llegar, nos juntábamos en el viejo edificio. Y con el tiempo, mantuvimos una articulación con el espacio universitario, pero eso también habla de la realidad política platense en general. La política platense está muy atravesada por la universidad y, en ese sentido, era un espacio acogedor, aunque muchas veces nos problematizamos esto en nuestra propia definición. Por ejemplo, cuando estuvimos organizando viajes a los Encuentros de Mujeres y convocábamos las reuniones en la facultad, más de una piba se apabulló, ¿Cómo iba a ir ella a la universidad? Varias veces hemos discutido si queríamos militar dentro de la universidad o no. Por iniciativa propia, por preguntas que salían de nosotras mismas o por invitaciones que nos han hecho otras organizaciones y la respuesta siempre fue no, porque no nos interesan los espacios cerrados, nos interesa la calle.

- ¿Cómo son los códigos de funcionamiento?

Es un espacio mixto, no solo en cuanto al componente, también tenemos nuestras diferencias y tratamos de buscar algún producto en común para hacer alguna actividad o alguna cosa en conjunto. Pero no es necesario que como mormones salgamos a militar exactamente lo mismo. En ese sentido, creemos que es un espacio abierto en que cada una expresa lo que siente en su vida, tomando la militancia como parte de la vida diaria. Y eso es muy llamativo, es poco común que un espacio político tenga lugar para eso. Y tratamos de reflejar eso desde la práctica, en todas las actividades que hacemos como Arde Pandora. Muchas veces nos repartimos las tareas, no sólo por una cuestión física si no que esa división de tareas tiene que ver más con las inquietudes personales. Vamos llenando los espacios no solo por disponibilidad sino para ver a quién le interesa más activar en determinado lugar. En esa división de tareas también lo que se genera es una confianza absoluta. Se dividen y tal persona va a tal espacio de coordinación y el resto sabe que esa persona va como Arde Pandora y no es necesaria una reunión previa para consultar qué decir en esa reunión. Esta manera de pensarnos y activar hace mucho ruido cuando articulamos con otros espacios. Generalmente, las agrupaciones suelen ir a los espacios de reunión, donde sale tal o cual cosa y vuelven a su espacio de cabecera y ahí tienen el visto bueno o no. Muchas veces nos ha pasado que organizaciones se vuelvan para atrás con lo que habíamos definido en espacios comunes.

- ¿Y cómo sería eso de militar dentro de la militancia? ¿Cómo funciona?

En un inicio, es tensionar los parámetros dados y naturalizados de cierta manera, buscar justamente esto desde el feminismo y tratando de destruir ese límite entre lo público y privado. Con la militancia en general, en el espacio público, se articula desde ese lugar, tratamos de buscar tensiones. Empezar a discutir lo que entendemos como privado, culturalmente nos enseñan que existe de esa manera y empezamos por politizarlo. Muchas veces, nos pasó que nos convocaran para que determinadas acciones políticas tengan cuestiones de género. Entonces, nosotros tratábamos de darle la pintada violeta al espacio y después los dejábamos solo. Lo mismo hemos hecho siempre, con los espacios feministas, nosotras éramos las que íbamos a hablar de diversidad, pero lo que buscamos siempre que intervenimos en un espacio político, es que estas lógicas empiecen a meterse adentro de la propia dinámica.

- Varios hablaron de la vida privada como militancia, destruir el límite entre lo público y lo privado, ¿Cómo es el vínculo de Arde Pandora en vida privada, público, político?

Lo más gráfico es que hay reuniones en las que reservábamos un espacio para informes personales. Entonces, cada una puede contar una secuencia de lo que está pasando con respecto a su vida. Para poder pensar nuestra vida, más allá de nuestra militancia, colectivamente y adentro del espacio. ¿Cuál es nuestro espacio político? Y nuestro espacio político un poco es la vida cotidiana por más que algunos espacios lo definen como micropolíticas o cosas por el estilo. En las reuniones, tenemos estructura, temario, etc. Y el informe personal, también, es parte de esa estructura. Es un intento más de politizar nuestras propias vidas o vivencias. Muchas veces, pensamos que nuestras sensaciones, nuestros afectos están teniendo que ver con nuestra propia existencia, nuestra psique, nuestra individualidad y no lo son. Si no que son comportamientos o son sensaciones que están teniendo que ver con un contexto más amplio y que es político.

Entonces, los informes personales, son la manera en que podemos ponerlo en común, poder resolver, pensando que nuestros conflictos si se quiere, más íntimos, también se resuelven colectivamente y poder dar ese salto de decir “esto que estoy sintiendo, que me está afectando, tiene que ver más que con mi propia existencia”. En este sentido, en los últimos años, pudimos hacer un salto para reconocernos como propio espacio y también priorizamos nuestras propias relaciones hacia el interior de Arde Pandora, tratamos de darle constancia a esa horizontalidad que empezamos a tejer desde el comienzo.

- La horizontalidad va totalmente de la mano con pensar la vida privada, pero que en realidad es una vida política que tiene que ver con lo que nos atraviesa colectivamente ¿Cómo se trabajan los lazos afectivos dentro del grupo? ¿Los trabajan, los piensan?

Sí. Tratamos de darle lugar a los lazos afectivos porque hacen a nuestra dinámica, lo notamos. A veces, nos lleva un tiempo procesar algún tipo de situación que sea conflictiva, pero desde el año pasado tuvimos mucho trabajo interno al respecto. De decir: “mirá vos hiciste tal cosa y no sé si a mí me gustó del todo”. Poder dar lugar a pensar nuestra dinámica como algo importante. Y también, porque pertenecemos a una organización en la que somos poquitas y estamos por ahí en muchos lados. Entonces, tratamos de hacer bastante espacio para pensar qué momento de la vida está atravesando cada una para poder poner eso en el espacio colectivo, ser claras con eso. Por ejemplo, alguien se está mudando y saber que esa semana, ese mes va a necesitar un tiempo, o cuando alguien está rindiendo o pasando por alguna circunstancia especial. Ayuda a funcionar mejor. Otra cuestión son los vínculos que tenemos entre nosotras, si tenemos algún problema o incluso esto que hablábamos de lo privado como político, tratamos de buscarle una vuelta colectiva.

Obviamente, surgen diferencias y está bueno y es importante poder tratar esas contradicciones no solas, si no en grupo, colectivamente. Al colectivizarlas, a veces, la otra te puede tirar una punta que te sirva, como sujeto y como colectivo. Ahí aparece eso de los informes personales: cosas de nuestras propias vidas que nos están haciendo ruido o que no sabemos cómo resolver y tratamos de pegarle una vuelta entre todas, pensándolo en el contexto político, en que eso no es algo que te está pasando a vos sola. Y en ese sentido, volviendo a lo de la horizontalidad, también a partir de ahí tratamos nuestros patriarcados internalizados.

- Van a cumplir seis años. Supongo que la integración fue variando. ¿Cómo es actualmente?

Este es un año muy particular en ese sentido porque veníamos de un núcleo muy duro, es decir más estable desde algunos años; y este año hubo tres personas que se fueron, que estaban desde el principio, y cinco personas que se sumaron relativamente hace poco tiempo. Así que vamos tratando de ver cómo eso nos impacta. No sé si todavía lo tenemos muy procesado como para responderte. Lo que sí fue cambiando en esto de las entradas y salidas es que en el trayecto, por lo menos en las últimas salidas, hubo mucho diálogo político al respecto. O sea, al comienzo, por ahí, han pasado algunas compañeras que después se fueron sin poder hacer una devolución del por qué, por relación más cercana de alguna nos íbamos enterando, por ahí de otras ni nos enterábamos. Pero con el crecimiento mismo de Arde, pudimos hacer que ese ingreso o egreso al espacio fuera más explícito. Por lo menos, las últimas tres personas que salieron de Arde fueron muy claras en sus perspectivas y el balance nos hace muy bien. Y en estos tres casos, aunque no sea Arde el espacio elegido, hay una elección de seguir militando y eso está buenísimo. Que pueda seguirla cada una por donde piense que es mejor y eso está bárbaro. De hecho, las últimas tres salidas no tuvieron que ver con una disidencia ni en cuanto a la forma de militar ni en cuanto a qué militábamos.

También, participa gente emparejada y digamos que la posibilidad de pensar a las personas de manera separada, no dentro del combo, por más que vivan juntas genera muchas dudas, para el grupo, en general; para la pareja, en particular, y eso está muy bueno porque se tiende a referenciar a una persona respecto de la otra, en su pareja, un apéndice. Ese también es un desafío.

Quizás también tiene que ver con que no somos una organización que se dedique a estar buscando nuevos o nuevas militantes. Como que no militamos para sumar gente a nuestra organización. Entonces, por ahí, los modos que tienen otras organizaciones para sumar, nosotros no los tenemos y (…) se dan estos otros modos que son por afinidad, por empatía. De hecho, hay un montón de personas que no militan en Arde Pandora, que no vienen a las reuniones periódicas, pero que sí se suman a las actividades que hacemos habitualmente o cuando hay una marcha, por ejemplo, ya saben que van a ir a una marcha o van a viajar al Encuentro de Mujeres con nosotras. Nosotras no tenemos una política de autoreferencia, tratamos siempre de quedarnos inmersas en la lucha, trascendiendo nuestro propio nombre, es parte de nuestro propio proceso. Siempre lo hicimos así y lo seguimos eligiendo. No vamos a decir nada y te vas a enterar o no que lo hicimos nosotras. No nos importa.

- ¿Alguna experiencia que recuerden?

Una de un 24 de marzo que veníamos discutiendo la idea de las desaparecidas en democracia por la cuestión de la trata sexual e hicimos una especie de intervención. Nuestros propios cuerpos en la Plaza San Martín recibiendo a la columna del 24 de marzo, una especie de discutirle a la militancia de derechos humanos, de repensar las desapariciones en democracia. Eso estuvo muy bueno. Fue en el 2013, corrió bastante agua y hoy, esto de las desaparecidas en democracia, ya está como un poco más instalado. Al año siguiente, por ejemplo, lo pensamos, desde la diversidad sexual como parte de los desaparecidxs, la desaparición por diversidad sexual.

En el primer “Ni una menos”, por ejemplo, llamamos a ir encapuchadas, para instalar una visión como un poco más combativa y no tan victimizante. Por ahí, fue como una convocatoria, un llamamiento, una intervención más por las redes porque después en la presencia en la calle era mucha gente y no sé si tuvo cabida, pero en las redes circuló muchísimo. Los 8 de marzo (…) tratamos de intervenir, ya que es una fecha que muchos espacios que militan desde el lugar de lesbianas o de la disidencia sexual generalmente no toman como agenda. Nosotras tratamos de intervenir problematizando la figura de la mujer ¿Quién es la mujer? En general, las fechas nos sirven mucho para discutirle a la militancia ese tipo de cosas.

- Eso de militar dentro de la militancia…

Las intervenciones tienen que ver mucho, en realidad, con el calendario feminista y de la diversidad sexual y siempre nos hemos encontrado como en ese híbrido de participación, digamos, con reivindicaciones más del feminismo heterosexual y del feminismo con reivindicaciones desde el lugar más de la disidencia. También, hemos sumado más al calendario de derechos humanos o incluso a veces al propio calendario gremial tratando de hacer intervenciones de ese tipo, pensando otros cuerpos, otras subjetividades, también reclamando el cupo laboral trans o cuestiones por el estilo. O pensando los derechos humanos en cuanto a lo represivo, que la represión no son solo los pibes o las pibas de la calle, o esto del gatillo fácil, sino también las identidades, los cuerpos y cosas que normalmente no son recogidas por esas militancias. En una de las últimas Ferias del Libro Independiente y Alternativo (FLIA), que se hizo en La Plata, nos invitaron a participar con una de las intervenciones que habíamos hecho para el 8 de marzo. Andaba circulando un texto por las redes que se llamaba “Proteste, compañero” y lo que hicimos fue intervenir en el texto y darle vuelta algunos sentidos. Por ejemplo, decía algo así: “Proteste compañero cuando a su compañera no se la escucha en los espacios donde milita”. Entonces, la intervención que hicimos fue “No proteste compañero, váyase de los espacio que no son horizontales”.

En los últimos años, estuvimos bastante más atentas y críticas a la participación de varones con pretensión feminista y tratando de consolidar cierto piso para no quedarse medio afuera o con culpa. También, pensando que, en el último tiempo, cambió mucho el espacio político en general. Antes, los espacios políticos tradicionales estaban separados de los espacios feministas y, hoy en día, cada espacio político está tratando de meter su pata de género, su pata mujeril, porque se dieron cuenta que es un espacio que hay que militar. Entonces, eso nos hizo cambiar a nosotras la perspectiva de cómo intervenir. Muchas veces, lo que buscamos es intervenir esas militancias, con preguntas y consignas que molesten, que incomoden. Está bueno porque en ese proceso nos repensamos a nosotras mismas. Cuando hacíamos el ejercicio de pensar esta entrevista, nos acordamos, por ejemplo, del documento sobre aborto [que hizo la agrupación]. Hoy no lo presentaríamos, lo pondríamos en el cajón porque nos da vergüenza, en el medio pasaron muchas cosas. Por ejemplo, hicimos un taller en el que discutimos aborto con otros militantes para pensar ¿Qué vuelta le damos al aborto? Porque con el aborto legal estamos todos de acuerdo, pero con otras cosas no y ahí salió eso de aborto legal para ser feliz. Hace poco hicimos un taller sobre trabajo sexual, para poder rediscutir nuestra propia política, nuestras propias definiciones sobre este tema tan candente, ahora sabemos que como Arde, estamos a favor del trabajo sexual. Nos gusta repensarnos, redefinirnos, una especie de metamilitancia para con nosotras mismas, está bueno porque nos posiciona en lugares distintos para poder dialogar con otras organizaciones. Por ejemplo, esto de definirse abiertamente a favor del trabajo sexual implica también una distancia de otras organizaciones del feminismo y cercanía con otros espacios, también. Pero a partir de ese taller es que vamos tomando decisiones políticas más claras para poder concretar esto de la confianza que decíamos antes.

- A veces hay demasiada seriedad en la militancia…

Casi todas las reuniones largamos comunicados, frases que salen de una reflexión de alguien, de una discusión de alguien, una frase muy pequeña que está comunicando algo de lo que está pasando en ese mismo momento en nuestras reuniones, son irónicas o picantes: “La curiosidad mata al heterosexual” o “Así como las lesbianas no son mujeres, las bisexuales no somos monogámicas”. Esa forma que toman los comunicados es la forma en que vivimos militancia, desde un lugar no de victimización sino, aunque ahora suene raro decirlo, desde la alegría, desde el lado de la fiesta, desde el lado del goce. También, eso a veces nos parece, por haber militado en otros espacios, que un poco eso de la militancia abnegada espanta. Por eso está bueno este espacio como refugio, como forma de recargar pilas y salir a pelearla. Es bastante raro como nos mira el resto de las organizaciones porque de repente nosotras caemos y tenemos prácticas que muchos espacios miran con un poco de horror. Se trata de tensionar también ciertos lugares que están como cristalizados desde una visión moralista. ¿Por qué la militancia tiene que ser dura, cerrada? Pensamos el concepto de cuerpo entendido en ese sentido. Esto de no pensar la posibilidad de los mandatos o de la seriedad sin ser discutidos y sin la confianza de cada persona que está militando.

Otra de las cosas que tratamos de cuestionar es la soberbia académica. Venimos de construir un espacios como las Degenerando3 en la Universidad, donde tratamos de sintetizar discusiones de manera clara, sin caer en academicismos que alejan. En ese sentido, cuando hacemos los talleres de autoformación muchas veces leemos, trabajamos categorías, pero nunca para seguirlas de forma cerrada, sino más bien para ver qué nos sirve de eso. Es ser un poco estratégicas, ver dónde tiene cabida cada cosa. Sabemos que, en determinados contextos, podemos hablar y salir a decir algunas cosas y, en otros, eso te va a alejar de la gente y tu mensaje no va a tener lugar. Es ir planteándose qué terminología se puede utilizar según el lugar. Lo decimos porque tampoco es cuestión de descartar todos los conceptos, sino que es ir viendo qué nos sirve como herramienta. Por ejemplo, hablar de heteronorma o heterosexualidad obligatoria, conceptos que provienen de la academia, tiene algunos problemas, pero tratamos de instalarlos porque son conceptos útiles y nos ponemos a ver cómo lo amasamos, como lo trasladamos a una pintada, a un calco. Es por eso que en un principio no nos definíamos como feministas, como una crítica a ese feminismo de la academia que se olvida de articular con la práctica o que se piensa que el feminismo pasa por un laboratorio de investigación, cuando en realidad, el feminismo pasa en la calle “Mucho panel, poca calle”.

 

Notas

1 La entrevista tiene respuestas de distintas personas que no se identifican individualmente. Cada una de ellas habla en nombre del colectivo. Se utilizan, por ello, indistintamente, nosotras, nosotros, nosotres, tal como lo usaron en la entrevista.

2 CAUCE: Corriente Universitaria Nacional que se encuentra en las universidades de Buenos Aires, Córdoba y La Plata.

3 Jornadas inter-facultades surgidas en la UNLP, en el 2007. Luego, comenzaron a realizarse en CABA y en Córdoba. Son realizadas por organizaciones que militan temas de género, feminismo y diversidad, y tienen como finalidad interpelar a l@s estudiantes insertando debates no abordados en la currícula de las carreras.


 

Fecha de recibido: 11 de noviembre de 2016
Fecha de aceptado: 15 de diciembre de 2016
Fecha de publicado: 20 de marzo de 2017



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