Descentrada, vol. 1, nº 1, e001, marzo 2017. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)

EDITORIAL

 

Cantar a Coro


En 1902, La Plata fue testigo de la publicación del primer número de una de las revistas que, con justicia, podemos reconocer como la primera revista feminista autodefinida como tal: Nosotras. La integraba un grupo de mujeres, alineadas mayoritariamente en el librepensamiento y con un posicionamiento anticlerical. La dirección estaba a cargo de una maestra, María Abella de Ramírez, discípula de Mary O. Graham, la normalista que a fines del siglo XIX vino a la Argentina y se convirtió en una figura faro en la capital de la Provincia. Nosotras convocaba un colectivo de identificación y, a la vez, lo construía. Se proponía cambiar las condiciones de género que consideraban oprimentes, desiguales, obstructivas.

Nuestra revista retoma ese espíritu, surge situada en la ciudad letrada, pero rápidamente, reconoce que la geografía no la ubica en el centro de algunas escenas centradas en otros puertos. Invoca, en su nombre un juego de palabras, un oxímoron constante. Impulsada desde el Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género, es una revista, con todo, Descentrada.

Porque descentradas son quienes, en la novela escrita por Salvadora Medina Onrubia “Las Descentradas” en 1929, están corridas del centro, “las que no pensamos, las que no sentimos, las que no vivimos como las demás. Las que entre las gentes burguesas somos ovejas negras y entre las ovejas negras somos inmaculadas…” (Medina Onrubia, 2007 [1929], p. 117). Son una sub categoría: las que han caído en desgracia, las que el destino puso al margen de la vida. Las descentradas, propone también un nosotras, “…las que sufrimos, las rebeldes a nuestra condición estúpida de muñecas bazar…” (Medina Onrubia, 2007 [1929], p. 119).

Y Descentrada es esta Revista. Como descentrada, incide en la visión crítica de la sustantivación masculina utilizada como valor universal y supuestamente inclusivo de su opuesto. Descentrada asume, así, una visión del mundo y cree que ésta puede, efectivamente, convertirse en una dimensión creadora de cambios en favor de un mundo con una mayor equidad de género. Buscamos repensar desde posturas creativas, desafiantes y críticas del orden de género establecido en la academia y en la sociedad.

Si el mundo se hace de palabras porque las palabras le van dando forma, sentido y dirección, Descentrada quiere ser la primera puntada de un tejido con nuevos hilos y diseños, ojalá más inclusivos, más igualitarios, más amables. Los feminismos y los movimientos vinculados a las demandas de género y sexualidades se han hecho y se hacen en la praxis y su relación con el conocimiento es sólo en función de su posibilidad de transformación de todas las opresiones (sexuales, raciales, coloniales, etc...); y es en esa tradición que buscamos desafiar y conmover el orden socio -sexual establecido, mostrar la política del lenguaje y de la academia, de la sociedad y de los medios, tanto como desplazar sentidos establecidos y crear nuevos. Descentrada tiene una voz de varios tonos, habla con acentos de muchos rincones del país, invita a pensarnos en otras lenguas, construye nuevo lenguaje para pensar la realidad y, también, para pensar otros mundos posibles, un idioma de Tlön en clave feminista que comienza a pensar un abecedario, una pronunciación, palabras, oraciones y fraseos que, incluso, pueden ser incomprensibles… Descentrada tal vez incomode, moleste desde, incluso, cierta falta de solemnidad a la que puede invitar. Descentrada se regocija en la bulla del pensamiento creativo, que —tumultuoso— no se arraiga, sino que busca, una y otra vez, sorprender y, sobre todo, sorprenderse... Descentrada puede ser también una expresión burlesca e irónica de sí misma, en especial si descubre que se ha quedado, finalmente, disciplinada…

No olvidamos que la racionalidad académica no se construye en el aire y, tampoco, que en nuestra producción y en la de quienes nos acompañan en este proyecto, estamos poniendo el cuerpo, celebrando la intención de conato constante a la comodidad con la que muchas veces se naturalizan las relaciones de género.

En efecto, los estudios de mujeres, género y feminismo, en la diversidad de sus vertientes, han señalado que lo que aparentemente nos hace diferentes como sujetos sexuados no es natural, sino que es una construcción cultural a partir de la cual se consolidan formas jerárquicas de ser y actuar en las que se delimitan las formas legítimas del cuerpo. En ese camino, también, nos proponemos invitar a discontinuar las normas hegemónicas e impulsar el realce estético de lo disonante como herramientas privilegiadas de la reflexión y la acción.

Descentrada intenta abrir la trama del tiempo, de las disciplinas, de las relaciones teóricas y empíricas de la investigación. Propone, en esa apertura, un espacio de intercambio que estimule preguntas y diálogos para delinear nuevos trazos. Aspira a un trabajo de rigor donde esa imaginación esté acompañada por perspectivas teóricas y metodológicas originales de la investigación al tiempo que de un intenso desmenuzamiento empírico sobre las fuentes y la bibliografía en el intento de dar forma a nuevas comprensiones.

Descentrada apuesta a un producto colectivo, generoso, a un ámbito de discusión donde los aprendizajes individuales se socializan, opinados, discutidos, pero reniega de cualquier forma de fundamentalismo arbitrario, imposiciones que se enraícen en relaciones violentas y, reniega, también, de aquellas intervenciones que no cuiden una perspectiva crítica y autocrítica respecto de las prácticas, incluso cuando lo hagan en nombre de los derechos.

En definitiva, Descentrada ubica nuestra voz en espacios de intersección entre academia y política, cimenta una tradición que busca desnaturalizar sentidos existentes y que, además, no puede escindir su intervención de la lucha social que nos convoca.

Dentro de parámetros de producciones de saber-poder que se pautan por criterios de indexación a los que como revista académica, sin duda, debemos aspirar; no renunciamos por ello al impacto de nuestra creación en virtud de la imaginación que añade a un campo efervescente y, aún, bastante desconsiderado en el ámbito académico.


Bibliografía

Medina Onrubia, Salvadora (2007 [1929]). Las Descentradas y otras piezas teatrales. Biblioteca Nacional y Ediciones Colihue, Buenos Aires.

 

 

 

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