Descentrada, vol. 2, nº 1, e041, marzo 2018. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)



COMUNICACIONES / COMMUNICATIONS

 

 

Mujeres que hicieron y hacen historia en los 200 años de Independencia

 



Eva Leiva

Escuela de Enseñanza Secundaria N°3 “Francisco Javier Salustio”, Argentina
maviluna200@hotmail.com



Paola Martínez

Universidad de Buenos Aires, Argentina
fioriopaola@hotmail.com




Cita sugerida: Leiva, E. y Martínez, P. (2018). Mujeres que hicieron y hacen historia en los 200 años de Independencia. Descentrada, 2(1), e041. http://www.descentrada.fahce.unlp.edu.ar/article/view/DESe041




Resumen
A lo largo de estas páginas, por medio de una experiencia educativa en el nivel secundario, intentamos mostrar la utilidad del género en la enseñanza de la historia y en la visibilización de nuevos actores sociales. Basándonos en el rescate de las mujeres que hicieron y hacen historia desde hace 200 años, aprovechamos el aniversario del bicentenario de nuestra independencia (2016) para implementar un proyecto que visibiliza y reivindica el rol de las mujeres con la finalidad de romper estereotipos androcéntricos que existen acerca de  ellas. Consideramos que este tipo de prácticas educativas aportan miradas más abarcativas y diversas sobre el devenir histórico. Además nos interpela en nuestro propio actuar como docentes, cuestionando cómo, mucha veces, se estructuran los roles sociales en las instituciones educativas. Para ellas/ ellos (los estudiantes), observamos que fue un aprendizaje el hecho de descubrir una imagen distinta sobre las mujeres. Por otro lado, si bien es un proyecto que lleva sus años, los preceptos estimulados por la ESI (Educación Sexual Integral) con respecto a la enseñanza de las Ciencias Sociales nos sirvieron de soporte. Tratamos de posibilitar, con esta experiencia, actitudes más flexibles y menos totalizantes donde se respete y se acepte la diversidad en sus diversas formas (sexual, cultural, étnica, etc.).

Palabras claves: Enseñanza de la historia; Mujeres; Estereotipos de Género; Devenir histórico; Argentina



Women making history through 200 years of Independence

Abstract
Throughout  these pages, we have tried to show the usefulness of gender in teaching the history and the visibility of new social actors, through an educational experience at the high school level. We have based our work on the rescue of women who made and still are making history for 200 years. Thus, taking advantage of the anniversary of our national Independence (2016), we put into practice a project that vindicates and makes  the role of women visible in order to break the androcentric stereotypes that exist about them. We consider that these educational practices contribute to a more comprehensive and diverse perspective on the historical process. Moreover, it challenges us in our own actions as teachers, such as questioning how social roles many times are structured in educational institutions. We observed that for the students it was a realization and a learning experience to discover a different image about women. On the other hand, while this is a project that has been running for a few years, we used as an important support the stimulating rules proposed by the I.S.E. (Integrated Sexual Education) with regard to the teaching of Social Sciences. Through this experience, we aimed to make possible more flexible and less totalizing attitudes by which diversity must be respected and accepted in its various forms (sexual, cultural, ethnic, etc.). 

Keywords: The teaching of history; Women; Gender Stereotype; Historical development; Argentina


Introducción


¿Cómo decirlo? Que de inmediato somos mujeres. Que no necesitamos ser producidas por ellos,
nombradas como tales por ellos, consagradas y profanadas como tales por ellos. Que siempre hemos
sido, sin su trabajo. Y que su(s) historia(s) constituyen el lugar de nuestra deportación. No se trata
que tengamos un territorio propio, sino que su patria, su familia, su hogar, su discurso, nos aprisionan
en espacios cerrados en los que no podemos seguir moviéndonos. Seguir viviendo. Sus propiedades
constituyen nuestro exilio. Sus cierres, la muerte de nuestro amor. Sus palabras, la mordaza de
nuestros labios”
(Irigaray, 1982, pp. 202-203).


 

A partir de esta frase de Irigaray, pretendemos adentrarnos en las voces de las mujeres a lo largo de la historia. En estas páginas, abordaremos la visibilización del actuar femenino en la historia a través de una experiencia educativa en el nivel secundario. Nos remitiremos a repensar dos cuestiones planteadas a modo de interrogante: ¿Cómo hacer para visibilizar el actuar de las mujeres en la historia? ¿Cómo podemos enseñar historia desde una mirada más abarcativa que no sea normativa y excluyente?

Las vivencias de las mujeres están subalternizadas en la historia, es decir, son invisibilizadas desde su singularidad en un sistema androcéntrico como el vigente. En consecuencia, no se las relaciona con una experiencia que nos proporciona conocimiento, sino que se las vincula con un saber subjetivo y carente de valor para el ámbito científico (Bach, 2010; Maffía, s/f). Esto nos lleva a repensar que la teoría y el saber “científico” que se construyen, lejos de ser objetivos, están atravesados por lo ideológico e inciden en las categorías de análisis y valoraciones que se hacen sobre los distintos grupos sociales.

En consecuencia, planteamos un punto de vista situado en la teoría feminista, donde partimos de la experiencia de las mujeres y pretendemos construir una historia que les permita reconocerse y replantear su situación social. La finalidad es revertir visiones masculinas totalizantes que analizan las vivencias femeninas desde parámetros androcéntricos que ocluyen al sexo opuesto. Además, cuestionamos, por medio de esta experiencia, la historia enseñada ya que, muchas veces, muestra una imagen del otro “mujer”, parafraseando a Braidotti (2004), como otredad peyorativizada. En base a este planteo, pensamos que evidencia las relaciones disimétricas de poder dentro de las teorías occidentales de la subjetividad, en este caso, las femeninas. Por lo tanto, apostamos, por medio del presente trabajo, a contribuir con una imagen de las mujeres y de la diferencia en términos positivos. Pretendemos, a través de nuestra mirada, aportar en la construcción de una sociedad más igualitaria y equitativa, además de intentar elaborar genealogías femeninas y feministas donde sus experiencias se transformen en fuentes de conocimiento y puedan ser reapropiadas por las/os estudiantes de este nivel educativo.

En consonancia, con este objetivo, junto a un grupo de profesores de nivel secundario de la Escuela de Enseñanza Secundaria Nº 3 “Francisco Javier Salustio” (EESN 3) de la localidad de Quilmes, aprovechamos que en el año 2016 nuestro país cumplió 200 años de su Independencia de la corona española para construir una historia que expresara la voz de otros actores sociales. En este caso, mostramos a las mujeres que participaron en la construcción de estos 200 años de historia argentina. El instrumento que nos permitió visibilizarlas fue una muestra fotográfica que recorrió estos años de historia bajo el título “Mujeres que hicieron y hacen historia”. Para ello, el equipo docente guió en su investigación a las y los estudiantes acerca de las historias de vida de diferentes mujeres que fueron disruptivas en nuestra historia y cuestionaron, a través de sus actos, los estereotipos tradicionales de género. Con ello, pudimos armar, como dice Foucault, “contramemorias alternativas” donde los recuerdos y los aportes de minorías subalternizadas, marginadas y desvalorizadas de manera de transformarlas en una puerta de entrada a nuevas fuentes de conocimiento (Foucault citado por Braidotti, 2004, pp. 170-171). Además, entendemos, pudimos contribuir a “una historia” con valores más abarcativos y plurales donde más personas se sientan representadas.

1. Una experiencia educativa desde el género

En febrero de 2016, un grupo de docentes de diferentes disciplinas de la EESN°3 “Francisco Javier Salustio” de Quilmes, nos reunimos con el objetivo de armar un proyecto conjunto para celebrar los 200 años de nuestra Independencia junto con nuestra Comunidad Educativa. Así fue cómo surgió la idea de armar una muestra fotográfica destacando el rol que ocuparon las mujeres en este Bicentenario de la Independencia “Mujeres que hicieron y hacen historia”. En un primer momento propusimos que las mujeres elegidas pertenecieran a diferentes espacios (políticos, sociales, educativos, económicos, deportivos, teatrales, culturales, científicos, artísticos, etc.) con el objetivo de mostrar a cada una de ellas ocupando un rol distinto, siendo disruptivas de las normas genéricas en su espacio y en el contexto histórico en el cual se desempeñaron.

A medida que fuimos desarrollando esta experiencia educativa, pudimos entender que no sólo visibilizábamos y reconstruíamos historias de vida de mujeres que habían participado en la historia de nuestro país. Notamos que las vidas de muchas de ellas estaban atravesadas por profundas desigualdades sociales. Además, que habían tenido que traspasar las diferencias de género propias de su tiempo para poder superar los roles sexuales y así transformarse en hacedoras de su propio destino en los distintos espacios en los que se habían desarrollado.

Una vez que el equipo docente seleccionó los nombres de las mujeres sobre las que trabajaríamos, comenzamos a contarles la propuesta e invitamos a participar de este proyecto a las y los estudiantes (ver anexo). Se leyeron, en el aula, los nombres de estas mujeres y se les contó, de modo muy general, cuál había sido su participación. En grupos de cuatro integrantes, fueron poniéndose de acuerdo para elegir con cuál trabajar.

El segundo momento de este proyecto fue buscar, en diferentes medios de información, datos acerca de la vida de las mujeres elegidas para poder construir sus biografías en clases. Desde el mes de abril, les propusimos a las y los estudiantes la actividad que se plasmaría en el mes de julio. La misma fue realizada en los horarios de clase de la materia: una parte fue destinada al recorrido de los contenidos del programa de cada año y otra, para el desarrollo de esta actividad. Para lograr escribir a las biografías de las mujeres, las y los estudiantes indagaban en libros, en la web y en material que cada docente acercaba. Los materiales para la muestra (cartulinas, afiches, impresiones, alfileres) fueron solventado por lxs docentes de los cursos que estaban implicados en la muestra.


Imagen 1:
Algunas de las fotografías de figuras estudiadas, ya montadas en la muestra escolar.

 

Las y los estudiantes construyeron un pequeño tríptico desde donde contaron la biografía de la mujer elegida, le pusieron fotografías y los decoraron.



Figura 1:
Anverso del tríptico elaborado por estudiantes y Prof. Víctor Slanina.


Figura 2: Reverso del Tríptico elaborado por estudiantes y profesor Víctor Slanina.



A su vez, cada grupo de estudiantes buscó una fotografía de la mujer elegida que tuviera un tamaño de hoja A4, para luego enmarcarla, y colocar el epígrafe correspondiente.

La construcción de la biografía y los epígrafes permitió comenzar a construir un nuevo discurso, romper con la mirada tradicional que muchas veces suele aparecer en el aula y brindar una nueva mirada de los hechos históricos contada desde otro lugar, en este caso, desde la vivencia femenina.

En un tercer momento del Proyecto, las y los estudiantes estudiaron las biografías y practicaron sus exposiciones en clases, ya que el día de la muestra, cada estudiante auspició de guía y comentaron a quienes nos visitaron acerca de las figuras estudiadas. Finalmente, días anteriores a la muestra, profesores y profesoras nos reunimos con nuestros grupos de estudiantes y comenzamos a armar la muestra. Las mujeres seleccionadas fueron clasificadas por períodos históricos y, en algunos casos, agrupadas de acuerdo al ámbito o espacio donde participaron.

Todas las personas que visitaron la muestra quedaron muy gustosas, ya que les pareció importante destacar y homenajear a las mujeres en estos doscientos años de nuestra Independencia. Muchas se mostraron sorprendidas frente al rol que cumplieron algunas mujeres en los distintos períodos que vivieron, pero además, destacaron el trabajo realizado por el equipo docente y de estudiantes de la escuela.

2. Las voces femeninas en la historia: nuestros supuestos

A lo largo del desarrollo de la muestra, hubo algunas cuestiones de nuestra particularidad regional que incidieron en su elaboración. Al seguir los postulados relacionados con nuevas miradas epistémicas, nos propusimos no sólo mostrar a las mujeres como sujetos pensantes, actuantes y sexuados; sino que aparecieron otras variantes propias de Latinoamérica (Miñoso Espinosa, Correal Gómez y Múñoz Ochoa, 2014) donde ellas han atravesado otras formas de sujeción, las cuales nos mostraban políticas de racialización y empobrecimiento cruzándose distintas variantes de subordinación.

Con esta finalidad, nos propusimos redefinir al sujeto histórico. Pensamos que las propuestas del feminismo podían generar un verdadero cambio en la historias de vida. A su vez, en consecución con este fin, intentamos evitar su invisibilidad y constituir al “Otro como sombra del Yo” (Spivak, 2003, p. 20), poniéndose el foco en la mismidad. Por lo tanto, fue necesario que el sujeto subalterno tuviera “un espacio o una posición desde la cual pueda hablar” (Spivak, 2003, p. 3), para superar el pensamiento dicotómico y asimétrico que prima en el falogocentrismo. Estas voces que surgían no eran homogéneas ni únicas, sino heterogéneas y atravesadas por una multiplicidad de variantes (clase, etnia, región, orientación sexual). Las biografías de Bartolina Sisa Vargas, Juana Azurduy Bermúdez, Luisa Calcumil y Mercedes Sosa nos permitieron abordar estos cruces de categorías. A su vez, pudimos visibilizar que hay muchas realidades para las mujeres, es decir, no homologar mujer blanca a mujer (Mignolo, 2008). Por otra parte, hubo docentes que le dieron prioridad a lo local e indagaron en las mujeres que se habían destacado en el propio distrito.




Imagen 2: Algunas de las figuras seleccionadas para la muestra fotográfica.


Por lo tanto, esta multiplicidad de miradas femeninas, nos permitió construir fuentes de conocimiento menos sesgadas y tan legítimas como la experiencia masculina que universaliza y excluye lo diferente. Sin embargo, intentamos no caer en la falacia de que sumar actores en la historia implicaba un cambio en el sistema de producción de conocimiento histórico. Priorizamos de este ejercicio educativo el cuestionamiento al sistema de opresión epistémica (construcción y distribución del poder) e intentamos mostrar que no existían estándares únicos de conocimiento. Es decir, visibilizar estas experiencias femeninas implicaba contextualizarlas “en diferentes coordenadas –espaciales, temporales, materiales, históricas, sociales” (Adán, 2006, p. 277), una localización particular o situada,1 y no hacerlas visibles desde la carencia o la homologación con el varón. Este supuesto se transformó en el eje a lograr en nuestro trabajo. Un ejemplo lo constituyeron las mujeres militantes de los años 70: intentamos focalizar en sus disrupciones y no en la falta o en lo que no pudieron lograr en sus derroteros políticos. A su vez, esta localización, desde sus particularidades, no sólo implicaba una visibilización de esos nuevos actores, como dice Haraway (citada en Adán, 2006, p. 295), sino que constituía un lugar donde el significado se iba construyendo con ellos. Pensamos que esta innovación –por partida doble— de las experiencias situadas constituía una verdadera herramienta de conocimiento sobre el devenir histórico.

Gayatri Spivak, parafraseando a Foucault, supone que “hacer visible lo nunca visto”, implica ver cosas que no habían sido pertinentes para la historia, es decir “darle un valor moral, estético e histórico” (Spivak, 2003, p. 29). Nosotras procuramos hacer visible lo femenino y esta operatoria teórica parte de un entendimiento de esa situación de subordinación e invisibilización que vivencian las mujeres. Pensamos que este rescate de las experiencias femeninas, desde este lugar, debía contribuir a conformar un nuevo sujeto femenino en la historia, donde la base fuera un nuevo actor social a partir del reconocimiento de una experiencia común de subordinación fundamentada en la diferencia sexual. Era una posibilidad de poder concebir nuevas formas de pensamiento desde el cual se cuestionen las certezas acerca de cómo era ser mujer o varón en los distintos tiempos históricos que íbamos armando. Algunas biografías fueron emblemáticas para cuestionar los roles de las mujeres en el siglo XIX, no dejándolas circunscriptas al ámbito de lo privado y mostrándonos como ellas irrumpieron en lo público / político de una manera muy particular. Hablamos de las biografías de Mariquita Sánchez de Thompson, Encarnación Ezcurra o Manuelita Rosas. Otras biografías deleitaron al estudiantado porque las mujeres llegaron a ocupar cargos directivos en organismos estatales en períodos de nuestra historia que eso no era usual, como en el caso de Rosario Vera Peñalosa. Algunas impresionaron por aparecer en el ámbito público desde nuevos roles sociales (mujeres militando en barrios, universidades, sindicatos, frentes armados) acompañando el proceso de radicalización política que vivía nuestro país durante las décadas del ´60 y ´70 (Norma Arrostito, Susana Gaggero, Hilda Guerrero de Molina).

Por último, “la conciencia femenina que emana de la división sexual del trabajo por sexos asigna a las mujeres la responsabilidad de conservar la vida” (Kaplan, 1999, p. 267). Para Temma Kaplan (1999), muchas mujeres impulsadas por el cumplimiento de estas responsabilidades pueden transformar redes de relaciones sociales en verdaderos recursos políticos que lindan con actitudes revolucionarias. Es decir, las historias de mujeres que se manifestaron en un período de dictadura, como las de las Madres de Plaza de Mayo, conmovieron a cada estudiante al conocer cómo se organizaron políticamente en defensa de sus derechos femeninos en un período donde todo estaba prohibido. Otras, en consonancia con esta actitud, traspasaron el dolor y salieron a reclamar por sus hijos/as (Madres de Malvinas, Madres del Dolor). O el caso emblemático de Susana Trimarco y su lucha que la vuelca a la solidaridad en la búsqueda de víctimas secuestradas para la trata de personas.

Consideramos que estas experiencias femeninas, ancladas en otra “realidad material, simbólica e individual” (Adán, 2006, p. 270) – parafraseando a Sandra Harding (1998)-, podían funcionar como conocimientos alternativos para el estudiantado. Ellas y ellos pudieron descubrir nuevas historias, no ajustarse a una visión estereotipada de lo femenino y masculino, pero sobre todo, verlas como fuente de conocimiento. Otras maneras de percibir la realidad, nuevos modos de hacer política, enfrentar situaciones de resistencia, de lucha, de desigualdad, de enfrentar el dolor, de solidaridad, desde sesgos no androcéntricos.

3. El aprendizaje

A medida que avanzamos en el trabajo, notamos que estas historias y el trabajo diario con los grupos de estudiantes nos llevaban a repensar en los roles genéricos actuales. También, podíamos reflexionar sobre cómo, desde la visibilización de estas historias, podíamos contribuir a deconstruir las desigualdades sociales en los vínculos entre educandos en relación a la cultura que consumimos y del cual el Estado es parte.2 Es decir, estas historias eran un móvil que nos permitieron transmitirles “las raíces culturales de la desigualdad y los mecanismos que la reproducen dentro y fuera de la escuela” (Villa, 2009, p. 85).

Hubo una muy buena predisposición estudiantil para sumarse a este proyecto. A medida que avanzaba, se fueron comprometiendo más. A la mayoría le pareció productivo ya que no están acostumbrados a trabajar en el aula con propuestas pedagógicas que les permitan ver otra mirada de un relato histórico y conocer a otros actores sociales. Cabe aclarar que con esto se realizó, también, la evaluación del segundo trimestre de la materia. De esta manera, además de una nota individual, tuvieron una nota colectiva por el trabajo realizado a nivel grupal.

Observamos que en el trabajo de investigación, descubrieron nuevas historias soslayadas por los sesgos sexistas de la historia de nuestro país. Incluso frente a algunas desprolijidades de último momento, notamos una reapropiación del tema y quejas, transformándose en portadores de estas historias, porque sintieron algo importante que decir al resto de la comunidad educativa.

Por otra parte, más allá de que el objetivo de la muestra era visibilizar las historias de mujeres que habían participado en el devenir histórico argentino, al reflexionar sobre la experiencia educativa, consideramos que nuestra labor estuvo enfocada a ayudar a comprender las posiciones jerárquicas en las que se estructura la sociedad y mostrarles que el nudo central de la ideología que organiza las relaciones de género enmascara relaciones de poder (Segato, 2003) o incluso prejuicios hacia el actuar femenino.

Mencionaremos algunas anécdotas que sorprendieron a las y los estudiantes respecto de las historias de mujeres.

La primera es cuando el grupo de estudiantes eligió trabajar acerca de la vida de Marta Pelloni y comenzaron a buscar información, me comentaron con asombro: “Profesora, Marta Pelloni, ¿es una monja o nos equivocamos de persona?”, es decir, les llamaba la atención que una monja pudiera haber intervenido en las marchas del silencio junto a los padres, familiares y amigos de la estudiante en una Catamarca donde el poder gobernante callaba la impunidad por encontrarse involucrado el hijo del gobernador.

La siguiente anécdota se relaciona con el tema del bloqueo anglo-francés al Puerto de Buenos Aires en tiempos donde gobernaba Juan Manuel de Rosas, estudiado en clases, pero donde los y las estudiantes desconocían que cuando se produjo la batalla en “Vuelta de Obligado” (San Pedro), no solamente hubo una estrategia militar para complicar el avance de la flota de los británicos y franceses, sino que también, de ese combate, participaron mujeres que ayudaron a defender la soberanía. Rol que desempeñó Petrona Sirnonino quien estuvo a cargo de la comandancia y la organización de las mujeres que la ayudaron en San Pedro y en San Nicolás. Les llamó la atención encontrarse con una mujer a cargo de la comandancia y organización para resistir y defender la soberanía trabajando a la par hombres y mujeres para un bien común.

La última anécdota se relaciona con lo estudiado sobre las huelgas obreras en el primer gobierno de Yrigoyen donde los peones de estancia se habían rebelado contra las patronales rurales que los explotaban, algo que también conocían por la película “La Patagonia rebelde” (de Héctor Olivera, estrenada en 1974). Pero la mayoría desconocía que, después de la implementación de la Ley Marcial donde se fusiló a los peones de las estancias que se habían rebelado, un grupo de prostitutas se resistieron y se negaron a atender a los soldados que habían asesinado a los trabajadores. Estas cinco mujeres que trabajaban en el prostíbulo “La Catalana”, en Puerto San Julián, se enfrentaron con palos y escobas a los soldados que asesinaron a los trabajadores y terminaron en la comisaría, siendo liberadas horas más tarde (Bayer, 1985).

En suma, con estas anécdotas queremos evidenciar que pudimos visibilizar este cambio en los supuestos lo largo de la puesta en práctica del proyecto, en un proceso de enseñanza-aprendizaje y una vez obtenido el producto final (el día de la muestra). Consideramos que operó en ellos un criterio de deconstrucción, en cuanto a los significados de lo masculino y femenino en un determinado contexto histórico. Entendemos que se desconstruyó, es decir, se “cuestionó la autoridad del sujeto investigado sin paralizarlo” (Spivak, 1988, p. 12) donde irrumpieron otras voces de sujetos subalternos y se rompió la idea de un conocimiento universalista. De esta manera, pudieron salir de concepciones binarias y estáticas acerca del actuar femenino. Por otra parte, no debemos olvidar el rol de las instituciones educativas que –retomando a Morgade (2009)— tienden a legitimar la feminidad y la masculinidad tradicionales, supuestos que podían cuestionarse por medio de la actividad. Esto se realizó en un espacio de relación inter-subjetiva entre docente y educando/a, y este trabajar con otros/as, como dice María Beatriz Greco (2009), supone trabajar sobre sí mismo. Es decir, docentes y estudiantes aprendimos de esta experiencia y supusimos que, con esta actividad, revisaríamos los estereotipos de género de cada integrante de la comunidad educativa (directivos, docentes, bibliotecarias, equipo de orientación y estudiantes).

Su realización nos dejó, como dijimos, un gran aprendizaje, además de sortear obstáculos propios que se presentan en la labor educativa diaria. Recordamos que pese a que la consigna había sido clara, muchas fotos no llegaban a tener el tamaño pedido (A4), lo cual nos llevó a los docentes implicados a realizar modificaciones de último momento, el día anterior a la muestra. De esta manera, rehicimos muchas fotos o armamos una especie de collage con fotos pequeñas de una misma persona y, de esa manera, logramos tener el tamaño deseado con un marco negro. Otro inconveniente que se presentó el mismo día de la muestra fue que tuvimos que comenzar más tarde porque eran muchas personas para exponer, hecho que no previmos debido a la ansiedad tanto de estudiantes como docentes. En consecuencia, les pedimos que hicieran sus respectivas exposiciones. Durante el turno tarde, hubo menos cantidad y eso nos permitió que no se presenten este tipo de inconvenientes.

Más allá de la complejidad de compatibilizar la salida de cada estudiante de su curso para exponer sus producciones así como las salidas para llevarlos a observar la muestra sin que esto afectara el normal funcionamiento de la escuela y no generara desorden, quedamos muy satisfechos por los comentarios recibidos de todos aquellos que pudieron verla. Sabemos que nos significó un enorme esfuerzo de coordinación, realizado en pequeños espacios, ya que debíamos continuar dando los contenidos propios de cada año, lo cual hace que sea muy difícil sostener en el tiempo proyectos de este estilo. Más allá de eso, lo consideramos profundamente enriquecedor para nosotros y para el estudiantado al llevarles la historia contada desde otro lugar y una nueva forma de evaluación que supone un desafío colectivo.

A modo a conclusión

En la historia enseñada, las mujeres sólo son visibilizadas –y en un porcentaje mínimo— si han roto con los estereotipos tradicionales, pero el resto continúa silenciada. Esto responde a una cuestión de orden epistémico ya que parece, desde una visión androcéntrica, que las experiencias de las mujeres “no son viables de conocimiento o se las desdeña” (Bach, 2010, p. 98) en relación con el varón. Sus prácticas son relacionadas con lo natural e instintivo y quedan “excluidas de las concepciones de la cultura de los hombres y de sus esquemas de conocimiento” (Harding, 1996, p. 136). Por lo tanto, la visión del mundo de la ciencia tradicional se basa en dicotomías rígidas, sexualizadas e inferiorizantes,3 las cuales es necesario desarmar si se pretende construir una visión más realista y abarcativa donde se legitimen todas las miradas sobre las relaciones sociales (Harding, 1996). Es decir, no implica dejar de reconocer la diferencia de los sexos sino visibilizarla sin subordinación de un sexo sobre otro. En consecuencia, las visiones totalizantes sobre el género humano nos parecen peligrosas y sexistas, porque naturalizan o esencializan las vivencias en nombre de una ficción sobre la realidad, cuando las identidades son fragmentarias y múltiples.

Pretendimos mostrar cómo, por intermedio de una experiencia educativa, se pueden llevar al aula experiencias alternativas (en este caso las femeninas) que no son usuales en la enseñanza de la historia. Por otra parte, la inclusión de las mujeres, no implicó una visión homogénea de la experiencia ya que esto “redunda en un corpus de teoría incompleto” (Bach, 2010, p. 48), cercenándose nuevamente la experiencia humana y las relaciones sociales resultante de las mismas.

A su vez, en la visibilización y en la construcción de genealogías feministas y femeninas –a través de la disciplina histórica—, pensamos que este tipo de experiencias nos permitieron alejarnos de ciertas imágenes desde las cuales se construye la feminidad. Además, nos posibilitó la apertura a representaciones alternativas de las mujeres. Pensamos que reflexionar con las y los estudiantes fue un buen sitio para cuestionar los estereotipos tradicionales de género y entender que el sujeto femenino constituye un sitio de resistencia (Braidotti, 1988) desde el cual se puede comenzar a cuestionar la universalización de lo masculino en las concepciones científicas y en las construcciones del conocimiento.

En suma, el objetivo que perseguimos es entender la experiencia humana en su totalidad, cuestionando un discurso universalista masculino que confina lo femenino a una posición secundaria de otredad devaluada (Braidotti, 2004) teniendo en cuenta la diversidad y viendo la diferencia en términos positivos y no excluyentes. Como sostiene la Ley 26.150 (Educación Sexual Integral) es necesario incentivar una enseñanza de las Ciencias Sociales donde se respete la diversidad entre los seres humanos, de índole sexual, cultural, étnica, etc., tratando de asumirse actitudes más flexibles y no totalizantes, “de modo tal que la valoración de lo propio no signifique la negación de los otros y las otras” (Ministerio de Educación de la Nación, 2012, 33). Pensamos que la puerta de entrada para lograrlo era apuntar a las subjetividades femeninas alternativas en la historia, desde ahí podemos comenzar a cuestionar los roles sociales asignados a cada sexo. Esta muestra nos permitió visibilizarlas y comenzar a cuestionarnos. La escuela fue un buen espacio para comenzar nuestro camino…

Agradecimientos

Agradecemos a cada uno de nuestras/os compañeras/ros que se comprometieron en esta experiencia educativa y a la doctora Adriana María Valobra que con sus comentarios nos permitió enriquecer nuestra contribución.






Anexo
Docentes, cursos y figuras abordadas para la muestra biográfica

Prof. Eva Leiva (Cursos: 4to 4ta, 4to5ta, 4to6ta, 4to 16, 5to1ra, 5to2da, 5to 5ta y 5to 8va)

Mafalda, Guadalupe Cuenca, Remedios de Escalada, Merceditas de San Martín, Encarnación Ezcurra, Manuelita Rosas, Macacha Guemes, Margarita Barrientos, Mujeres que defendieron en Vuelta de Obligado la soberanía, Niní Marshall, María Elena Walsh, Teresa Parodi, Luisa Calcumil, Norma Plá, Eladia Blázquez, Tati Almeida, Chicha Mariani, Hebe de Bonafini, Alfonsina Storni, Azucena Villaflor, Madres de Malvinas, Fabiana Cantilo, Rosario Vera Peñaloza, Madres del Dolor, Emilce Moler, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Patricia Miranda, Teresa Rodriguez, Norma Aleandro, María Cristina Verrier, María Luisa Bemberg, Bartolina Sosa, Manuela Pedraza, Martina Céspedes, Petrona Sirnonino, María Sáenz de Vernet, María Cristina Verrier, Maestras Argentinas, Elvira López, Julieta Lanteri, Alicia Moreau de Justo, Azucena Maizani, Sofia Bozan, Mercedes Simone, Zully Moreno, Libertad Lamarque, Norma Arrostito, Marta Peloni, Eleonora Casano, Paloma Herrera, Lolita Torres, Prostitutas del prostíbulo de San Julián.

Prof. Víctor Slanina (Curso 6to 5ta) Cristina Fernández de Kirchner, Lola Mora, Eva Duarte, Cecilia Grierson, Mariquita Sánchez de Thompson, Estela de Carlotto, Mercedes Sosa, Tita Merelo, Juana Azurduy.

Prof. Cecilia Sacre (Curso:6to 4ta TM, 6to6ta y 6to 7ma TT) Cecilia Grierson, Cecilia Bouzat, Olga Cossentini, Juana Manso, Mercedes Sosa, Luciana Aymar, Fabiana Tuñez, Paula Pareto, María Alicia Esain, Delfina Bunge, Concepción Matilde Zorrilla de San Martín Muñoz, Olga Zubarry, Amelia Bence, Soledad Villamil, Cecilia Roth, Aimé Paine, Carola Lorenzini, Noemí Simonetto, Paola Suárez, Jeannette Campbel.

Prof. Paola Martínez (Curso 4to 1ra TM) Norma Arrostito, Susana Gaggero, Hilda Guerrero de Molina, Mirta Henault, Azucena Villaflor, María Claudia Falcone, Emilce Moler, Alicia Moreau de Justo.

Prof. Luján Vazquez (Curso 4to 2da) Adriana Brandoni (Artista Plástica Quilmeña), Liliana Pallerano (Artista Plástica Quilmeña), Mirta Zaliauskas (Artista Plástica Quilmeña), Hilda Paz (Artista Plástica Quilmeña), Griselda Gambaro (Escritora Quilmeña), Adriana Ballesteros (Escritora Quilmeña), Nora Carpena, Silvia Gorleri (Primera maestra de la Escuela N°1 de Quilmes), Cacica Isabel Pallamay.

Prof. Ana María Franceschini (Curso 5to 3ra TM) María Montesori, Mariquita Sanchez de Thompson, Lola Mora, Estela de Carlotto, Cecilia Grierson, Alicia Moreau de Justo, Alejandra Pisarnik, María elena Walsh, Eva Duarte de Perón.

Prof. Gabriela Lorenzo (Curso 4to 8va, 4to 17 “Las Mujeres y el Humor”) Nelly Hoijman, Mabel Matto, Julieta San Roman, Maitena.

Prof. Emilse Marti (6to7ma), Silvina Ocampo.

Prof. Olga Yaciura (Curso 5to 2) María Elena Walsh.

Profesora Melina Palavecino (6to 9na): Ana María Shua, narradora. Nora Carpeta, Actriz. Sara Andersen, Ilustradora. Delfina Bunge de Galvez, escritora, poeta, ensayista y filántropa. Juana Manuela Gorriti, narradora, ensayista, periodista, educadora y recopiladora. Paulina Juszco, docente, psicóloga, escritora, y asistente social.



Notas

1 Haraway (citado por Adán, 2003) sostiene que esta influencia del contexto en la vida de los sujetos (en este caso las mujeres) no implica que fuesen recipientes vacíos y pasivos, sino que ellas son parte de ese movimiento histórico fluido e historizado y, por lo tanto, contribuyen de un modo activo a ese contexto.

2 Esta experiencia educativa puede ser enmarcada dentro de las actividades que se incentivan con la Ley Nacional 26150 (Educación Sexual Integral, ESI). Los lineamientos curriculares de la misma bregan por incentivar acciones interdisciplinares, intersectoriales y la participación de toda la comunidad educativa. Dentro de este caso en particular, nuestro proyecto hace un análisis crítico acerca de los distintos modos en los que se vivió la feminidad a lo largo de nuestra historia, focalizando en aquellas prácticas disruptivas que no se ajustaron a las representaciones dominantes asociadas con la fragilidad y la pasividad. Sin embargo, el intento de incluir las voces de las mujeres en la historia no fue pensado en el marco de la ESI, si no del aniversario de nuestra Independencia. Por otra parte, cabe aclarar que algunas/os docentes que trabajan con perspectiva de género, ya realizaban trabajos en este marco, previo a la sanción de la mencionada ley.

3 Véase: Maffía, s/f, p. 2. Harding sostiene que las feministas señalan un conjunto de dicotomías conceptuales en cuyo contexto se construyeron la ciencia y la epistemología de la Ilustración: razón frente a emoción y valor social, mente frente a cuerpo, cultura frente a naturaleza, el yo frente a los otros, objetividad frente a subjetividad, conocer frente a ser. En cada dicotomía, el primer elemento controla al segundo para que éste no suponga una amenaza para aquél, y el segundo elemento amenazador de cada pareja se asocia sistemáticamente con lo femenino”. Harding (1996, pp. 143-144).



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Fecha de recibido: 2 de julio de 2017
Fecha de aceptado: 30 de septiembre de 2017
Fecha de publicado: 9 de marzo de 2018

 

 

 

 

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