Descentrada, vol. 4, nº 2, e127, septiembre 2020-febrero 2021. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)

Lectura Critica

Reseña de Méndez, M. (2017). Crónicas travestis. El periodismo transgresor de Alfonsina Storni, Clarice Lispector y María Moreno. Rosario: Beatriz Viterbo

Tania Diz

Instituto de Investigación de Estudios de Género, Universidad de Buenos Aires, Argentina - CONICET, Argentina

Cita recomendada: Diz, T. (2020). [Revisión del libro Crónicas travestis. El periodismo transgresor de Alfonsina Storni, Clarice Lispector y María Moreno por M. Méndez]. Descentrada, 4(2), e127. https://doi.org/10.24215/25457284e127

El mismo año en que se publica Crónicas travestis. El periodismo transgresor de Alfonsina Storni, Clarice Lispector y María Moreno de Mariela Méndez, Nelly Richard (2018) advierte sobre las tendencias a olvidar los contextos históricos y los debates ideológicos de ciertas teorizaciones queer, sobre todo por parte de la academia norteamericana. Méndez, una investigadora rosarina que trabaja actualmente en la universidad de Richmond, parece responderle mediante la construcción de un aparato crítico teórico que es capaz de nutrirse de la tradición teórica tanto feminista como literaria existente y, además, de re pensar nuevas lecturas desde lo más potente en términos ideológicos que posee el pensamiento queer. Este es uno de los aportes más importantes del libro: el sutil trabajo de reflexión que denota ante la tradición y que tiene como consecuencia una escritura que sirve de ejemplo en el área de los estudios de género y los estudios literarios y culturales.

Desde el título, Méndez realiza una elección: el término travesti y no queer, apostando por una mirada más barrosa que barroca, como diría Néstor Perlongher. Lo travesti es un modo, a veces lúdico y siempre transgresor, de subvertir el binarismo sexual que atraviesa los cuerpos, las palabras, y corroe las certezas. El último capítulo del libro está dedicado a El teje, aquel periódico travesti de la primera década del siglo XXI, fundado por María Moreno. Méndez reconstruye el contexto en el que surge y hace un trabajo minucioso de análisis de esta revista que puso en primer lugar la visibilización de las travestis. Lo travesti es, nos dice Méndez, un lugar para la performance, la parodia de lo femenino, la mostración paulatina de identidades que se niegan a aceptar los paradigmas del sistema sexo-genérico. Son estas operaciones críticas de Méndez las que no sólo abordan un objeto no tan transitado en profundidad, sino que además habilitan una nueva lectura sobre tres escritoras disímiles entre sí como han sido Alfonsina Storni, Clarice Lispector y María Moreno. Méndez parte de una coincidencia: las tres escribieron columnas femeninas y las tres desde ese espacio llevaron adelante “maniobras discursivas desestabilizadoras” sobre el género en los dos sentidos posibles: cuestionaron el binarismo heteronormativo y las reglas de los géneros discursivos en que se inscriben sus textos. Méndez construye un objeto que roza zonas riesgosas – la interpretación biográfica, la victimización, la excepcionalidad- y sale airosa de cada una de estas, mediante argumentos que invitan a reflexionar sobre el uso de las teorías feministas para enriquecer los objetos que se producen.

El libro está dividido en cuatro partes: una primera en que explica las razones socioculturales de la incomodidad que vectoriza a las tres y se detiene en demostrar los modos en que cada una inventa un estilo desde la disidencia. El análisis de Méndez es equilibrado entre los mandatos de género y las re significaciones de las escritoras. Es decir, entre el análisis riguroso de las sinuosidades del sexismo que en cada contexto marcaba, definía o intentaba controlar algo de lo femenino en la obra o, incluso, en los cuerpos mismos de las escritoras. Y el proceso de cada una desde el grito o el gesto que denotaba una incomodidad inicial – por sentirse raras en el paradigma heterocentrado- hasta las derivas performáticas que llevan adelante en sus figuras autoriales.

En una segunda parte, Méndez conceptualiza los preceptos de la columna femenina y analiza los tópicos y procedimientos desde los que tanto Storni como Lispector se trans-visten, transgreden y parodian géneros, modos y normas de lo femenino. Ambas, en épocas y lugares distintos, sienten y usan creativamente esa incomodidad que les da el hecho de tener que escribir en un género discurso que exuda feminidad: una cronista le dice a otra mujer cómo tiene que hacer, qué tiene que decir, cómo tiene que vestir, cómo cubrir todas las actividades de la domesticidad y cuidado, cómo puede sortear las dificultades que le impidan su adecuación a una feminidad hegemónica. Encima, hacerlo en un estilo fácil, llano, entretenido, comprensible para la joven lectora. Storni se inviste de cronista femenina en Feminidades y se trasviste en varón en la columna del diario La Nación. O mejor aún, en ambas Storni se trasviste y actúa los gestos y la voz del binarismo sexuado; lugar que ella evade y, por ello, imita a través de la ironía y la parodia. Lispector se zambulle en las listas y consejos para ser más bella; no es sarcástica, sino que afirma una “visión de la subjetividad femenina unificada, coherente, estable e inalterable” (Méndez, 2017, p. 144) que, mediante la exhaustividad y la reiteración, ponen en evidencia el carácter construido de esa feminidad, a través de las poses, los movimientos, el consumo de cremas y maquillaje. Es decir, como explica Méndez aplicando las ideas de Butler (2006), queda expuesto el carácter performativo del género. Estas son algunas de las estrategias mediante las que ambas escritoras se desvían de la heteronorma; ahora bien, Méndez contrasta las columnas de estas escritoras con otra titulada “Sobre la moda femenina” que Alejo Carpentier, en 1926, llevó adelante con el seudónimo Jaqueline y en la que a pesar de los recursos paródicos, en verdad, afirma la diferencia sexual y defiende las cualidades esenciales de la feminidad y alerta respecto de ciertos gestos o hábitos masculinos que se ven en algunas mujeres. Dice Méndez: “La mirada normativa de Jaqueline se opone a la mirada “transgenérica” y transgresora de Tao Lao al no conseguir nunca deslizarse de uno a otro espacio de enunciación y en cambio quedar anclada siempre en el polo privilegiado” (2017, p. 156).

La tercera parte está dedicada por entero a María Moreno, más específicamente, a ciertas empresas que llevó adelante Moreno como escritora, cronista y hasta creadora de empresas periodísticas. Méndez se detiene en el periódico para mujeres que funda y dirige Moreno en 1983, con el nombre en minúscula de “alfonsina”. En sus páginas aparecen la parodia de lo femenino, alusiones, homenajes y desmitificaciones de Alfonsina Storni, la voz barrosa de Néstor Perlongher, las lecturas de las teorías feministas que iban llegando al país. Antes, Moreno había colaborado en el suplemento “La mujer”, a cargo de Felisa Pinto, en el diario La opinión. Alfonsina, además, coincide con la dirección del suplemento “La mujer” en el diario Tiempo argentino. Este análisis lleva a Méndez a proponer que Moreno lleva adelante una operación de travestización de las publicaciones, aún más compleja que las de Storni y Lispector, al jugar con la coexistencia del binarismo de género, al exacerbar lo femenino para mostrar su propia invención, al usar un lenguaje desmesurado, neobarroso y feminista, se podría agregar. Así, puede decirse que la voz de Moreno se impone en estos textos, a través no sólo de una mirada crítica hacia las revistas femeninas sino, además, por una apuesta por la rebelión, la disolución de las identidades fijas y la invitación al goce y al disfrute. Méndez enfatiza que lo que une a las tres es el efecto de subversión sobre la hegemonía sexo discursiva que suponía estos lugares, con huellas de una lectura de las teorías feministas, casi al pie de la publicación.

Quizás como efecto del feminismo de la diferencia que apuntaba a recuperar las genealogías femeninas,1 Moreno en estas columnas propone toda una revisión de la obra de escritoras estigmatizadas u olvidadas, mezclando épocas y nacionalidades, pero entre las que surgen nuevas imágenes no sólo de Alfonsina Storni sino además de Victoria Ocampo y de Norah Lange, entre otras. El argumento de Méndez enfatiza en la desestabilización de las identidades, casi al mismo tiempo, o quizás antes de que Paul Preciado irrumpa en la academia y en el activismo con el Manifiesto contrasexual (2011). Este énfasis es el que le permite el nexo con el último capítulo sobre ese otro gran proyecto de Moreno que fue El teje, primer periódico travesti latinoamericano. Méndez explica la gestación de este periódico en el marco del Centro Cultural Ricardo Rojas y se detiene en la escritura de Marlene Wayar y Naty Menstrual, entre otras. Se impone como tema el cuerpo y los dispositivos de control que lo ciñen. Esa cuestión recuerda a las mujeres sujetadas de Storni en los ’20, aunque con otras connotaciones, Preciado mediante. Luego, sucede el debate por la identidad movible de la travesti hasta llegar a la Ley de identidad de género en 2012.

Como dijimos al inicio, Crónicas travestis se nutre de la primera re construcción del campo literario de inicios de siglo XX en Argentina, con perspectiva de género (Masiello, 1997), de la primera lectura feminista de las crónicas de Storni (Kirkpatrick, 1990) y de aquel inspirador libro sobre la escritura autobiográfica que nos hacía pensar sobre el lugar de escritoras como Norah Lange o Victoria Ocampo en el canon (Molloy, 1991); además de incorporar ideas y conceptos de críticas más actuales como Judith Butler, entre tantas otras pensadoras que han marcado el camino de la crítica feminista. Pero, la complejidad que en algunos momentos tiene el libro a nivel conceptual no supone el olvido ni el descuido de la cuestión histórica –contextual. Al contrario, Méndez no sólo repone los contextos políticos sino que además induce a pensar que es imposible leer estos textos, obviando las luchas feministas y disidentes contemporáneas. Por ejemplo, Storni y las demandas de derechos políticos y sociales de las feministas de inicios de siglo XX; Moreno y las demandas hacia los mandatos de género por parte de la Unión Feminista Argentina de los ´70; El teje y las travestis que en esos años se constituyen como una identidad política no fija, cuestión que a su vez es debatida en la revista misma.

Más allá del aporte a la crítica actual sobre Storni, Lispector y Moreno, la investigación de Méndez se inscribe en una tradición crítico- teórica que invita a seguir revisando archivos en los que hallar escrituras travestis, disidentes y transgresoras en la cultura latinoamericana. En este sentido, Méndez propone un camino para continuar imaginando genealogías feministas y disidentes en la cultura latinoamericana, al decir de Richard, como un modelo de crítica cultural que desmonte “las tecnologías de discurso de las identidades sexuales y sus representaciones de género” (2018, p. 37).

Crónicas travestis muestra la complejidad de la trama feminista y disidente que, a lo largo del siglo XX, ha dejado una historia llena de tensiones, contradicciones y luchas. En este sentido, da herramientas para comprender la gestación de los hitos del feminismo en el siglo XXI: la intolerancia frente al abuso y a la violencia sexual, las marchas y perfomances generadas desde Ni una menos, los múltiples colectivos que se autodenominan feministas y/o disidentes; es decir la masividad y potencia de una lucha que tiene su historia, una historia en la que muchas personas, más o menos solas, más o menos incómodas, dejaron su huella.

Referencias

Butler, J. (2006). Deshacer el género. Barcelona: Paidós.

Kirkpatrick, G. (1990). The Journalism of Alfonsina Storni: A New Approach to Women's History in Argentina. En Seminar of Feminism & Culture, Women, Culture, and Politics in Latin America (pp. 105-129). California: University of California Press.

Masiello, F. (1997). Entre civilización y barbarie. Mujeres, nación y cultura literaria en la Argentina moderna. Rosario: Beatriz Viterbo.

Molloy, S. (1991). Acto de presencia. La escritura autobiográfica en Hispanoamérica. México: FCE.

Preciado, P. B. (2011). Manifiesto contrasexual. Barcelona: Anagrama.

Richard, N. (2018). Abismos temporales. Feminismo, estéticas travestis y teoría queer. Santiago de Chile: Ediciones Metales Pesados.

Notas

1 En A tontas y a locas es evidente la recepción de algunas teóricas del feminismo de la diferencia que reflexionan acerca de los vínculos entre mujeres, la recuperación de la relación con la madre y, en un sentido más general, con las figuras femeninas olvidadas o marginadas. De esta línea proviene el concepto de sororidad, las improntas del revisionismo histórico feminista y la revalorización de características femeninas. Los textos clásicos de esta línea del feminismo son los siguientes: Irigaray, Luce Espéculo de la otra mujer, Madrid: Ed. Akal, 2007 (1974). Muraro, Luisa El orden simbólico de la madre Madrid: Editorial Horas y horas, 1994. Cixous, Helene La risa de la medusa. Ensayos sobre la escritura, Barcelona: Ed. Anthropos, 1995 (1975).

Recepción: 15 agosto 2019

Aprobación: 30 septiembre 2019

Publicación: 04 septiembre 2020

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