DES Descentrada, vol. 9, núm. 1, e260, marzo - agosto 2025. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)

Entrevistas

Edla Eggert: una práctica pedagógica entre la Teología de la Liberación y los Feminismos en Brasil

Paula Soza Rossi

Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Mariana Smaldone

Departamento de Educación, Universidad Nacional de Luján / Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género, Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP-CONICET), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita sugerida: Soza Rossi, P. y Smaldone, M. (2025). Edla Eggert: una práctica pedagógica entre la Teología de la Liberación y los Feminismos en Brasil. Descentrada, 9(1), e260. https://doi.org/10.24215/25457284e260

Resumen: La siguiente es una entrevista realizada a la pedagoga feminista Edla Eggert, investigadora y docente en distintas universidades del sur de Brasil. Sus aportes nos acercan a conocer las características que asumen los movimientos feministas, sus luchas y experiencias de trabajo con mujeres de sectores populares. También, su trabajo nos permite reflexionar sobre las estrategias desplegadas por teólogas feministas en contextos regionales de retroceso de derechos y reaparición de neosexismos conservadores donde se actualizan los vínculos entre el fundamentalismo religioso y el político.

Palabras clave: Edla Eggert, Pedagogía, Teología de la liberación, Feminismos, Brasil.

Edla Eggert: A Pedagogical Practice between Liberation Theology and Feminisms in Brazil

Abstract: The following is an interview with feminist pedagogue Edla Eggert, researcher and professor at various universities in southern Brazil. Her contributions bring us closer to knowing the characteristics that feminist movements assume, their struggles and experiences of working with women from popular sectors. Also, her work allows us to reflect on the strategies deployed by feminist theologians in regional contexts of retreat of rights and reappearance of conservative neo-sexisms where the links between religious and political fundamentalism are renewed.

Keywords: Edla Eggert, Pedagogy, Liberation theology, Feminisms, Brazil.

Introducción

Edla Eggert es doctora y profesora de la Pontificia Universidade Católica do Rio Grande do Sul, Porto Alegre, Brasil. Su investigación se centra en temas de la educación popular; la producción de conocimientos invisibilizados en actividades creativas y artesanales; historia de la educación de la mujer y resistencias conscientes por la dignidad de la vida de la mujer. Entre sus libros más importantes se destacan: [re] leituras de Frida Kahlo por uma ética da diversidade machucada (2008); la edición en español, Frida Kahlo, relecturas. Hacia una ética estética de la diversidad lastimada (2017),1Educação Popular e Teologia das Margens (2003),2 entre otros. Recientemente ha realizado un intercambio con la Universidad Nacional de La Plata. Agradecemos a Edla Eggert por recibirnos amablemente y por concedernos esta entrevista el día 25 de junio de 2023, en la ciudad de La Plata. La misma fue ampliada y actualizada en 2024.


Edla Eggert en su intercambio de experiencias con integrantes del Área de Género y Equipo Interdisciplinario de Acompañamiento a Mujeres cis y trans en situación de violencias por razones de género de la organización social MJyL, 29 de junio de 2023.

Edla, gracias por aceptar esta entrevista para la revista Descentrada. Más allá de conocer tu trayectoria nos gustaría preguntarte: ¿cómo te presentarías?, ¿puedes comentarnos más acerca de qué es ser una pedagoga feminista?

Siempre es muy interesante presentarse ¿no? tengo conciencia de que soy una mujer blanca en un país con una experiencia dramática de esclavitud. Con más de 300 años de historia terrible, donde mis bisabuelos y bisabuelas vinieron para Brasil a hacer el cambio de la mano de obra, eran gente muy pobre en condiciones muy difíciles. Son de origen pomerana, luego considerados alemanes y cristianos protestantes. La historia de esta primera generación fue muy difícil, de gente muy valiente, que a pesar de todo, en Brasil dejó atrás la estigmatización de “gente pobre” de su lugar de origen para ser considerada “gente interesante” debido a su origen alemán. Los primeros pomeranos llegaron a Brasil en 1856, provenientes de Pomerania, región ubicada en el Mar Báltico, al norte de Europa, que desapareció después de la unificación de la Alemania en 1871. En la actualidad, mucha gente que estudia lingüística en Alemania viaja a Brasil porque se conserva dicha lengua. Mi mamá, aún con 92 años, habla el Plattdeutsch.3 La necesidad de sobrevivir nos hace más humildes, nos aleja del discurso meritocrático y dominante de: “nosotros somos los colonizadores porque somos blancos”. No deja de presentar paradojas; tal vez mi bisabuelo se encontró en situación de tener que matar indígenas para sobrevivir. Es horrible pensar en esa posibilidad, se vuelve necesario preguntarnos ¿cómo sanamos esa herida?, se necesita hablar de eso y discutir la blanquitud.

Y los privilegios de la blanquitud…

Exactamente, todos los privilegios de ser blanca continúan vigentes. La temática, que estudio desde hace cinco años, se entrecruza con nuestra subordinación académica colonial, que se muestra en la ausencia de citación de autoras negras. Por eso comenzamos a leer a Angela Davis, de nuevo, del norte para el sur. Pero rápidamente reconocimos a autoras brasileñas y comenzamos a leer, por ejemplo, a Lelia González y Petronila Gonçalves, que contribuyeron a la implementación de la ley de enseñanza sobre la historia de África y sobre el pueblo afro-brasileño. Para nosotras es muy importante poder reflexionar sobre la currícula que aprendimos para comprender mejor la tarea de incorporar lecturas de las experiencias de las mujeres negras en la escuela, y su aporte a la producción de conocimiento. Retomando la pregunta inicial, cada vez tengo más dudas sobre cómo contar mi propia historia. Investigo la autobiografía feminista con fundamento en la cuestión de la experiencia. En mi caso, no puedo contar mi historia desde la mirada blanca únicamente. Tengo que contar mi historia entrecruzando género, clase, raza, capitalismo y generación. Como los hilos de la trama de una tela como la que tejo con las manos, lo autobiográfico entrecruza lo individual y lo colectivo. Completé mi carrera de pedagogía en una universidad privada asistiendo al turno noche debido a mi trabajo diurno. Asistí a la Universidad pública para cursar mi maestría en Educación. Allí, en el año de 1990, me presentaron, por un lado a Karl Marx, y enloquecí al poder leer la historia desde el ángulo de la clase trabajadora, y entender vivencias personales como parte de esa clase. Y, por otro lado, me presentaron el feminismo y reflexioné: “¡¿Wow, pero mi mamá es feminista?!” ya que con 65 años, dijo: “Yo voy a aprender a manejar”, y ante la negativa de mi padre, ella le respondió: “Sí, voy”. Entonces me pregunté: “¿Cómo hizo esta mujer viviendo su experiencia rural como campesina?” Y entonces pensé, “Ay, qué increíble eso”. Soy la más pequeña de siete hermanxs que trabajamos con la familia en el campo. Aprendí a percibir el trabajo humano como base de sustentación y análisis de la sociedad. Respecto al género, fue central la experiencia de tomar clases en Historia de la Educación, con la profesora Guacira Lopes Louro, quien a inicios de los noventa tradujo el texto de Joan Scott ([1995] 2017) al portugués publicado (en sus dos traducciones) en la revista de la Universidad Federal de Río Grande del Sur (UFRGS). Guacira nos decía: “este texto aquí es una base, es un texto central a seguir”. En el tiempo cuando cursé la maestría trabajé con la Iglesia Luterana acompañando proyectos en pequeños grupos en Amazonía, y al interior de todo el país. Se hacía desde Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que trabajan en temáticas donde el Estado no respondió suficientemente. Es decir, temas de salud, agroecología y educación popular. Cuestiones de política pública, que con el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1994-2002) y más aún con Lula (2003-2010) y Dilma Roussef (2011-2016) se transformaron en políticas públicas más sistemáticas. Mi trabajo con la Iglesia Luterana era realizar visitas para conversar y reflexionar sobre la cuestión pedagógica acompañada desde la lectura de Paulo Freire y evaluar aprendizajes de trabajos de base popular. Se trató de una experiencia de visita a lugares muy distantes, en varios estados de Brasil, donde conocí gente muy interesante que ya en 1991 realizaban prácticas increíbles con agroecología y de educación popular.

¿Quiénes participaban en esas ONGs eran militantes?

Eran militantes del Partido de los Trabajadores de Brasil, y también vinculados al Movimiento de los Sin Tierra (MST), la Vía Campesina y a la Teología de la Liberación. Estaban ecuménicamente articulados a la Iglesia Luterana, o con la Iglesia Metodista y la Anglicana; y la Católica, que era la mejor porque realizaba y lideraba acciones de las Iglesias de base. En especial, la Iglesia Católica, donde durante la dictadura fue un lugar de protección para quienes se alejaban de la persecución de las capitales. En mi caso, hacer ese trabajo con grupos vinculados a la Iglesia Luterana, en 1991, y al acercarme a trabajar desde los movimientos sociales, pude percibir la diferencia que hay entre la experiencia pedagógica escolar y los movimientos sociales.

Teniendo en cuenta esa experiencia: ¿te autodefinirías como una pedagoga feminista?

Hoy en día, te podría decir que sí. Pero fue resultado de un proceso bastante lento, y siempre hay líneas directivas cuando trabajas en instituciones privadas. Sin duda, eso marca… Cuando finalicé la maestría, comencé a trabajar en una Universidad Luterana cerca de la ciudad de Porto Alegre, donde durante seis años trabajé como coordinadora de investigación. Eran tareas muy burocráticas de cómo capacitar a docentes para hacer proyectos y obtener financiación gubernamental. Cuando empecé el doctorado en Teología en el año 1993 lo hice en la Facultad de Teología Luterana en San Leopoldo. Elegí un curso de Teología Feminista con base en educación popular, dado que mi tesis de maestría sería sobre el concepto de concientización de Paulo Freire (1997), a partir de la indagación de campo, donde realice entrevistas a tres mujeres de distintas generaciones y diferentes razas de la ciudad de Alvorada, cercana a Porto Alegre. Por otra parte, en mi doctorado, entrevisté a seis mujeres del área rural de la región sur del Estado de Rio Grande do Sul que eran de origen pomerana y trabajaban con la salud popular, las hierbas y sus religiones populares. Actualmente pienso que es interesante seguir reflexionando sobre la concepción de Paulo Freire en vínculo con Gramsci sobre los alcances de la intervención de las intelectuales orgánicas y su grado de incidencia en la vida de las mujeres de sectores populares.

¿Qué autoras dentro de la teología feminista destacas en la materia?

Para mí hay dos autoras muy importantes con textos clásicos, una es la teóloga católica y ambientalista, Rosemary Radford Ruether (1936-2022), cuyo libro, Sexismo y Religión, traducido del inglés al portugués, se publicó en Brasil en el año 1993, donde la autora realiza una cuidadosa discusión sobre el patriarcado, las distintas olas del feminismo, dentro de la tradición teológica y ecofeminista. También destaco otra teóloga luterana, Dorothee Soelle (1929-2003), quien fue una pastora en la ciudad de Colonia, Alemania, y leía a Simone de Beauvoir y a intelectuales existencialistas franceses en la década del sesenta, cuando Argelia fue diezmada. En ese período histórico las teólogas discutían el belicismo de la tradición patriarcal de la guerra y la teología. Otra teóloga es Elisabeth Schüssler Fiorenza (1938), una teóloga católica que sigue produciendo a sus 86 años. También estudié dos teólogas brasileñas, a Ivone Gebara y María Rosado Nunes, ambas católicas. Estos aportes feministas desde las teólogas mencionadas, me permitieron cuestionar el señorío en la religión; como por ejemplo, la expresión de Pablo en el Nuevo Testamento donde dice que las mujeres tienen que quedarse en silencio, a lo que las feministas contraponen: “bien, a ver, vamos a ver el contexto, de qué tiempo se trataba”. Si está diciendo que deberían quedarse calladas era porque hablaban. Entonces, si pedían silencio es porque algo pasaba ahí. Esta sospecha es parte de la hermenéutica feminista.

Desde la Teología Feminista: ¿qué aportes se pueden pensar para sortear el mandato de resignación ante la violencia de género?

Hice un libro en el año 2009 donde trabajé con un grupo de mujeres desde una ONGs en San Leopoldo, Porto Alegre. Esta organización, mucho antes de la promulgación de la Ley Maria da Penha (Ley de Protección para las Mujeres) en 2006,4 ya realizaba acompañamiento para la búsqueda de ayuda en mujeres de sectores populares desde la perspectiva de la Teología de la Liberación. Durante mi participación fui tomando notas etnográficas donde me preguntaba: ¿quién escucha a estas mujeres que trabajan con las mujeres en situación de violencia? Durante las reuniones de trabajo grupal sobre situaciones de violencia de género, propuse hacer algo con las manos, realizar piezas tejidas con la idea de representar la violencia contra las mujeres, al estilo de lo que aparece en la película: How to make an American Quilt (Pillsbury, Sanford, y Moorhouse, 1995); en portugués Colcha de Retalhos. Ya imbuida de las reflexiones de Oscar Jara Holliday,5logré sistematizar la experiencia en un libro donde reflexioné sobre religión, violencia y pedagogía popular, que se publicó en el año 2009 desde Editora de las Mujeres de Florianópolis. Libro que desde México me propusieron traducir en el año 2020 en modalidad online y gratuito (Eggert, 2023).

Como pedagoga feminista: ¿existen tensiones en tu trabajo docente en una universidad católica?

Recuerdo mi entrevista de admisión en la Universidad jesuita en el año 1999, con un tribunal de cinco varones y una mujer, cuando un católico laico me preguntó “¿y qué dices sobre el aborto?, ya que eres feminista”, a lo que respondí que aunque era consciente que para la Iglesia Católica no había discusión, no iba a juzgar la decisión de una mujer. Soy consciente de las limitaciones institucionales a la hora de inaugurar y expandir debates, aunque no dejo de expresarles a mis estudiantes que tienen otro margen para hacerlo. En Brasil hay cursos de Teología y Ciencias de la Religión; éste último también presente en universidades públicas. Porque mismo, siendo laica, la cuestión de la religión es un tema a abordar por fuera de la creencia dogmática del profesor, o profesora a cargo.6 La variedad que Brasil entrega para el mundo sobre religiones permite y habilita a discutir el fundamentalismo. Entonces, la escuela tiene esta responsabilidad republicana. Pero en este momento, lo que vivimos es un retroceso muy grande. Por ejemplo, en algunos lugares de Brasil, la enseñanza está únicamente en manos de los grupos fundamentalistas católicos y pentecostales, es un problema.

Respecto al movimiento feminista en Brasil, y al tener en cuenta el contexto actual de la región: ¿cuáles son sus reivindicaciones más importantes? ¿Se dieron reacciones anti derechos ante los avances de igualdad de mujeres y disidencias?

Como Brasil es extenso territorialmente, es muy difícil decir “el movimiento”; diría “los movimientos”. Por ejemplo, en Porto Alegre, las mujeres negras están impulsando un movimiento muy consistente que a mi entender se relacionan con los avances que derivan de las políticas públicas, con la entrada de las mujeres a la Universidad; no sólo investigan, sino que también investigan a partir de sus experiencias. Realizan encuentros de mujeres negras donde discuten la situación en la salud, en la educación. Es muy importante que sigan luchando, a pesar de los retrocesos, porque con el golpe de Dilma en el año 2016 vivimos cosas muy raras; entre ellas, la situación del presidente Bolsonaro cuando le dijo a una diputada que él no la violaría porque era muy fea. Fue juzgado y condenado y tuvo que pagar 10.000 reales. ¡Y ese fue nuestro presidente electo en 2018! Fue muy terrible, porque tuvimos una situación de persecución en la actividad docente con perspectiva de género en las escuelas públicas y privadas. Desde 2015, no podíamos usar la palabra género; tanto, que tuvo que ser retirada de los planes municipales y nacionales de educación. Hubo una campaña potente por medio del celular. Las Iglesias fundamentalistas -de línea católica, protestante, evangélica y de todos los colores neopentecostales- produjeron una guerra silenciosa. Debo decir que consiguieron hacer cosas que la izquierda no logró hacer respecto a las leyes, pero en sentido inverso; lograron que las leyes promulgadas desde 2017 prohibieran hablar de género y sexualidad en las escuelas. Entonces, cuando se piensa en los movimientos sociales, ahí está la resistencia de las mujeres y en su interior, las más jóvenes. Incluso el movimiento “Él no” en el año 2018, no ganó, pero articuló muchísima gente a su alrededor. Y estas mujeres siguen… Nosotras sabemos que fuimos las mujeres quienes tiramos a Bolsonaro; de hecho, la elección se ganó por poco, pero fue potente. Hay movimientos muy importantes del feminismo dentro del cual hay mujeres de la vía campesina, del MST, el ecofeminismo… la producción de semillas criollas; son banderas que se tornan cada vez más efectivas. Es muy importante, se crean ahí otras redes, lo que involucra a las religiones. Por ejemplo, las Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) son muy importantes porque nos acompañan en la discusión teológica de confrontación.7 De la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM)8 hicieron una película lindísima, un documental llamado Formigueiro – a luta cotidiana das mulheres.9 Un documental que es riquísimo de ver en términos de luchas y resistencias.

Entonces, podemos decir que hay avances y retrocesos de acuerdo a la variabilidad histórica de los gobiernos de distinto signo político...

Sí, en primer lugar, y como ya resalté: en Latinoamérica y el Caribe fuimos colonizados, y por lo tanto, aún hoy el cristianismo sigue siendo un vector, no podemos decir que no existe. La experiencia católica del sur de Brasil tiene un tinte más racionalista al igual que las universidades católicas de Argentina. En este sentido, destaco la experiencia de la teología de la liberación; sin embargo continúan las tensiones. Entonces, cuando yo citaba la otra vez a Ivone Gebara, que es una teóloga feminista muy importante y de referencia, para nosotras ella sigue siendo católica, monja y también una mujer que denuncia la extrema centralidad del patriarcado en la Iglesia católica. Así como el Movimiento de las Católicas por el Derecho de Decidir que, aunque son marginales dentro de la Iglesia, son muy activas. Lo interesante es pensar que las experiencias confesionales siempre son dialécticas, aún en Universidades católicas se pueden trabajar temáticas críticas hasta cierto punto. También en Latinoamérica, pienso en países como Ecuador, Costa Rica, Colombia, México, las teólogas y laicas inciden en establecer bases críticas de la experiencia cristiana, como en los Congresos Internacionales de Género y Religión (el último de agosto de 2023); algo importante para un país como Brasil que exhala experiencia religiosa por todos los poros. Se necesita estudiar los fenómenos que se desarrollan en relación con este tema y el vínculo con los gobiernos. O sea, se vuelve necesario estudiar los fundamentalismos en todos los segmentos, tanto religiosos como también políticos, que se reafirmaron en estos últimos cuatro años. Entonces, me parece importante destacar el vínculo que existe entre el fundamentalismo religioso y el político. En el escenario de debates en la Cámara Federal puede verse la contienda respecto de las posiciones conservadoras, fundamentalistas y de la izquierda. Es notable que la separación del mundo laico no se produce sin considerar la experiencia religiosa. La situación actual es compleja porque Lula ganó, pero con escaso margen. En algunos estados, como en el que yo trabajo, cuando incluimos textos críticos en clase nos enfrentamos al silencio y expresiones como: “bueno, bueno, puede hablar, pero a mí no me pasa nada”, o “porque mi pastor, mi madre, mi familia no dicen eso”. Recuerdo cuando tuve como invitada a una profesora colombiana, negra. Al finalizar la clase un alumno me dice: “profesora, eso estuvo de más, no consigo macerar eso… pensar en eso”. Para él fue casi una violencia. Yo pensé: “por favor ¿cómo así?”… Estoy decidida a trabajar la cuestión de la blanquitud, del antirracismo y del sexismo de manera transversal desde la enseñanza de la didáctica, los contenidos y los fundamentos de la educación que enseño.

¿Qué porcentaje hay de alumnxs de raíz afrodescendiente que pudieron ingresar al nivel universitario?

Hay una distinción de programas llamados ações afirmativas, cotas/reserva de vagas para las universidades públicas, y becas para estudiantes negros, indígenas, para las privadas, comunitarias y confesionales -para estas últimas se trata del Programa Universitario de Inclusión (Pro-Uni)-. Comenzó muy de a poco, en el año 2001, con gobiernos estaduales de Rio de Janeiro y Bahía, cuando todavía Fernando Henrique Cardoso era el presidente. Y se ha expandido en términos de políticas públicas con Lula y Dilma. La ley de acción afirmativa se publicó en 2003, pero la ley de cuotas se publicó en el año 2012. Y de hecho cuando esta política se implementó, mucha gente negra, indígena consiguió entrar en las universidades privadas, sobre todo en las católicas, metodistas, presbiterianas y luteranas. Si bien no puedo especificar números totales, aporto un dato sobre la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS): en el año 2020, el 41,1% de lxs estudiantes ingresaron a la institución con base en la política de cupos. Esto equivale a un total de 9.224 estudiantes, de los cuales 3.237 estaban vinculados a cuotas raciales. En las universidades públicas de los estados del sur de Brasil, hay un volumen muy pequeño de docentes de origen afrodescendiente. Pero en la universidad privada-confesional en la que doy clases no hay ninguna profesora negra o profesor negro, tampoco indígena.

Retomando lo que comentaste en torno a la situación en clase con la profesora invitada: ¿qué es lo que más molestó al grupo de estudiantes?

Tenemos de todo… porque como dice Paulo Freire: “el opresor está dentro del oprimido”, es increíble cómo funciona. Aunque tenemos alumnxs negros de distintas generaciones (18 a 35 años) muchxs no reconocen que accedieron a estudiar por la vía de las acciones afirmativas. Les digo: “¿Cómo? No, no es gracias a Dios. Puede ser así por tú fe, pero fue gracias a una política pública”. Entonces, el imaginario religioso es un imaginario de “Dios provee”; es un imaginario que en sociología es decididamente explicable (como catalizador) de que Dios sería el que abre los caminos. Es necesario comunicar el significado de las políticas públicas, por ejemplo: por un lado, respecto de la cuestión habitacional a través del programa “Mi casa, mi vida”, que suspendió Bolsonaro y ahora fue reanudado con Lula; por otro lado, en cuanto al sistema de salud y un programa de vacunación históricamente eficiente, las medidas de Bolsonaro pusieron al país en el segundo puesto mundial de muertes por COVID19 (alcanzando a 700.000 brasileños). Las medidas contra la vacunación tienen consecuencias hasta hoy, por ejemplo en la baja de cobertura en los índices de vacunación general de lxs niñxs, atrasos en la prevención de la poliomielitis, que en Brasil se había erradicado, o el sarampión. La escena es dramática en términos de epidemiología. Obliga al desafío de poder retomar las cosas que están derrumbadas y antes funcionaban automáticamente.

¿Cuál es el estado de los derechos de la agenda feminista y de las disidencias?

En el año 2006 se promulgó la Ley Maria da Penha de protección ante la violencia contra la mujer. La misma fue producto del trabajo de los movimientos sociales feministas que inauguraron la organización de las delegaciones de mujeres en algunos estados. Allí fue cuando los frentes de izquierda ganaron las alcaldías, instalando en municipalidades políticas de empoderamiento de las mujeres, de protección del trabajo y de atención y acompañamiento de las violencias. Eso fue durante el primero y segundo gobierno de Lula, pero las situaciones fueron cambiando, justamente por las religiones fundamentalistas. Todavía la agenda feminista en salud, por ejemplo en torno a la interrupción voluntaria del embarazo -lograr descriminalizar el aborto legal hasta la décima segunda semana de gestación- sigue obstaculizada por leyes absurdas de la asamblea legislativa federal. Por un lado, los colectivos de las disidencias están aguerridos y mucho más organizados. Pero por el otro lado, tienen mucho miedo ante la continuidad de líneas conservadoras de extrema derecha. No hay posibilidad de discutir temas que se evalúan como muy conflictivos, como ser, el de la familia no heteronormativa. Son temas poco favorables para ser debatidos, porque ya estamos en una situación de muchísimas confrontaciones.

¿Crees que el miedo surge porque hay situaciones de violencia física contra quienes se alejan de la heteronorma?

La violencia física se demuestra por ejemplo en cómo la policía gestiona el aparato de control en las ciudades; son varones jóvenes entrenados, no para cuidar, sino para abatir y ejercer la fuerza de primera mano contra los negros. Este aparato sigue protegiendo al mundo blanco y normativo, y en simultáneo, reprimen a las travestis y a quienes se alejan de la heteronorma.

Asistimos a disputas de sentido sobre los signos políticos que asumirán los gobiernos en el continente sudamericano. De acuerdo a la historia compartida de dictaduras y de resistencias: ¿Consideras que el caso de Brasil puede arrojar aprendizajes para Argentina en este momento histórico?

La Marcha Mundial de las Mujeres sigue siendo una referencia para expresar demandas y lograr avances, estar en la calle y presionar. Las nuevas generaciones producen acciones de reclamo distintas e interesantes. Es esperanzador. Hay vaivenes en las conquistas, por ejemplo, el movimiento “Él no”, contra Bolsonaro, que tenía una fuerza enorme, no continuó. ¡Ahí… perdimos! Sin embargo, la fuerza de las mujeres y mujeres trans fue determinante para el triunfo de Lula, algo que asusta muchísimo a la extrema derecha. Actualmente la Cámara Federal llevó a juicio y expulsión a seis diputadas en bloque por “mal comportadas” en su función parlamentaria (Haje y Oliveira, 2023). Es muy significativo cómo intentan mostrar que el Estado Parlamentario no es para las mujeres. Me quedé pensando que, en el caso de Dilma, se inauguró esta intimidación. Y junto con eso se debilitan las garantías de financiamiento para las campañas; una serie de medidas donde la Cámara nuevamente está intentando enviar a las mujeres a sus casas, estableciendo situaciones de miedo. Es paradójico cómo el patriarcado ataca al feminismo justamente porque percibe eficiencia en sus representantes, en las mujeres trans y negras que están ahí. Esta experiencia destaca la importancia de la educación y formación en temas de interés desde una perspectiva transversal para desmitificar un tipo de conciencia, de percepción sobre nosotras mismas como protagonistas de la historia. La tarea de las feministas no concluye porque no hay derecho garantizado, nunca. Eso que Gerda Lerner (2019) dice sobre la necesidad de formación sistemática, que no se puede parar. Los movimientos sociales nos enseñan que nadie se puede poner a descansar dado que las reflexiones sobre género, raza, etc., son diálogos a replicar todos los días.

En estos momentos históricos donde hay quienes con violencia intentan retrotraer en materia de derechos: ¿qué lazos académicos y extracadémicos nos sostienen?

Te iba a comentar algo en ese sentido: yo formo parte de una red de mujeres de arte popular llamada Red Internacional de Mujeres de Arte Popular, con sede en México, Colombia, Uruguay y Ecuador, a partir de la cual nos encontramos con las mujeres artesanas locales. En cada mesa siempre tenemos compañeras artesanas participando de la discusión académica. Para el encuentro de 2024 participarán mujeres del nordeste de Brasil que son artesanas marisqueiras, que trabajan con el mundo del mar y están muy articuladas políticamente con movimientos de mujeres; así como cuando estuvimos en México, nos reunimos con las alfareras y las tejedoras y discutimos cuestiones sobre las condiciones de trabajo, recordando que las experiencias y el conocimiento situado son centrales para la propia discusión de los feminismos. Lo que me preocupa es poder potenciar el intercambio de comunicación entre países; la falta de comunicación entre los propios movimientos sociales y las experiencias de trabajo es una cuestión muy problemática. Por ejemplo, en Brasil la importancia que tuvo el Movimiento de los Sin Tierra (MST) con la distribución de la comida orgánica para la gente durante la pandemia, es algo poco conocido y fue una experiencia que provocó la descriminalización del movimiento desde la evaluación de personas de clase media. En el contexto en el que se produjeron grandes inundaciones en el interior del Río Grande del Sur, nuevamente el movimiento de los trabajadores entregó toneladas de comida.10 Y ahí la gente dice “¿Cómo? si son de izquierda, son comunistas, ¿cómo hacen eso?” ¡Mientras que representantes del agronegocio casi no distribuyeron comida!

Te referís a la importancia de los cuidados…

Si, los cuidados son claves aunque poco visibles como prácticas de los movimientos sociales y en su interior de las feministas. Las experiencias de protección de las mujeres feministas para con quienes requieren cuidados son muy poco divulgadas; la cuestión de lo que ahora se llama “de dignidad menstrual”, antes denominado “de pobreza menstrual”, donde las niñas no van a la escuela porque no tienen absorbentes. Ahí se empezó un trabajo iniciado en la denuncia pública de las consecuencias educativas de esa situación, desde las feministas, quienes dieron visibilidad al tema. Y ahí las feministas dicen “No, esto es necesario hablarlo”, así como fue en el caso de la violencia doméstica, de la violencia sexual. Estos son temas que necesitan ser expresados y ahí, nuevamente, como dialogamos anteriormente, se trata de políticas públicas sin suficiente financiación o desfinanciadas.

Sí, en Argentina con la creación de ministerios de Mujeres y Diversidad se desarrolló una línea de acción pública en ese tema, pero...

Claro, de eso se trata, de poner temas en agenda pública, de prevenir, a partir de acciones que reconozcan antecedentes prácticos como parte de una educación popular feminista, desde una tecnología social.


Edla Eggert en la Escola de Humanidades de la Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul en final de semestre, dia 12 de dezembro/2024, com suas orientand@s de mestrado e doutorado em Educação, que pesquisam temas na Educação Popular Feminista e antirracista em escolas públicas do estado do Rio Grande do Sul.

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Notas

1 Es una compilación que discute la teología latinoamericana y feminista donde se profundiza sobre cómo la experiencia de hacer cosas juntas produce una consistencia de vida. La compilación cuenta con dos ediciones. En palabras de Edla: “cuando hice el libro en portugués (2008) tuve que enviarlo al Banco Diego Rivera y Frida Kahlo en la ciudad de México, y pagar los derechos de autor de los grabados de Frida Kahlo. En la publicación en español (2017), utilicé reinterpretaciones bordadas de las obras de Frida por parte de una artesana brasileña, Ivone Junqueira. Es una señora que hoy con setenta y siete años a quien le falta un ojo y le encantó conocer la obra de Frida. Derivado de ese trabajo de hacer la edición en español se garantizó un viaje a México con la bordadora y yo, invitadas por Eli Bartra de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) para presentar el libro y también realizar una exposición con los bordados de la artesana en el año de 2017. El sueño de la bordadora Ivone Junqueira, era conocer el museo de Frida Kahlo”.
2 El libro deriva de su tesis doctoral realizada entre los años 1994 y 1997. La misma se basa en una investigación hecha sobre experiencias de mujeres del mundo rural en torno a la salud, para quienes la Iglesia representó un motivo que legitimó la salida de sus casas. Se trató de un trabajo desde la educación popular y una teología de los márgenes, donde las mujeres expresaban una manera de comprensión de su creencia que no se correspondía a los cánones de la iglesia. Porque expresan su religiosidad popular.
3 El Plattdeutsch fue una lengua escrita oficial hasta el año 1600. La lengua se utilizó ampliamente en el comercio marítimo en la Edad Media. La palabra Pomerania, hasta el día de hoy, designa una región del noreste de Alemania y el noroeste de Polonia (Dettmann, 2014; Foerste y Foerste, 2017).
4 Se trata de la Ley 11340, promulgada en el año 2006. La misma es producto del trabajo del movimiento de derechos de las mujeres y la Secretaria Especial de Políticas para as Mulheres (Secretaría Especial de Políticas para las Mujeres). El nombre refiere a Maria da Penha, una mujer brasileña víctima de violencia por parte de su esposo que, con el apoyo del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y el Comité para América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM), presentó una petición de demanda al Estado brasileño ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por no tomar medidas efectivas para prevenir y sancionar la violencia y por el patrón de impunidad establecido en la respuesta del Poder Judicial frente a las agresiones de este tipo. La Comisión responsabilizó al Estado brasileño por violación de los derechos humanos, aplicando (por primera vez desde su entrada en vigor) la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) y lo exhortó a adoptar medidas para garantizar el efectivo castigo, prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres (Montaño y Benavente, 2014).
5 Oscar Jara Holliday es sociólogo y extensionista universitario, de nacionalidad peruana y costarricense. Es miembro fundador y actual director del Centro de Estudios y Publicaciones CEP Alforja y se ha desempeñado como presidente del Consejo de Educación de Adultos de América Latina (CEAAL) entre los años 2012 y 2020. Entre sus libros se hallan La sistematización de experiencias: práctica y teoría para otros mundos posibles (2018).
6 En Brasil La Ley nº 9.394/96 (Ley de Directrices y Bases de la Educación) establece, en su artículo 33, que la educación religiosa, con matrícula optativa, es parte integrante de la educación básica del ciudadano y constituye una materia en los horarios normales de las escuelas primarias públicas, garantizando el respeto a la diversidad cultural religiosa del Brasil, estando prohibida cualquier forma de proselitismo.
9 Refiere al documental Formigueiro – A revolução cotidiana das mulheres (Moreno y Provazi, 2022).
10 El 4 de septiembre de 2023, la inundación provocó 54 muertos y más de 400.000 afectados, según el boletín difundido por la Defensa Civil de RS.

Recepción: 22 noviembre 2024

Aprobación: 05 diciembre 2024

Publicación: 01 marzo 2025



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