Descentrada, vol. 6, nº 1, e159, marzo-agosto 2022. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)

Dosier: Sindicalismo y género

Sindicalismo y género: un balance posible

Andrea Andújar
Instituto de Investigaciones de Estudios de Género, Universidad de Buenos Aires, CONICET, Argentina
Cita recomendada: Andújar, A. (2022). Sindicalismo y género: un balance posible. Descentrada, 6(1), e159. https://doi.org/10.24215/25457284e159

Resumen: Este dosier reúne cuatro estudios interesados en la historia reciente de las trabajadoras en la Argentina. El texto introductorio enmarca tales trabajos tomando como punto de partida la ampliación notoria de este campo historiográfico en los últimos años. A tal fin, ofrece un conjunto de argumentos sobre ese crecimiento a la luz de la masividad ganada por el movimiento feminista, la difusión e influencia creciente experimentada por la historia social de la clase trabajadora en perspectiva de género en el mundo académico y la presencia cada vez mayor del activismo feminista dentro de los sindicatos.

Palabras clave: Género, Trabajo, Historia reciente, Argentina.

Unionism and gender: a possible balance

Abstract: This dossier brings together four studies interested in the recent history of women workers in Argentina. The introductory text frames such articles taking the notorious expansion of this historiographical field in recent years as a starting point. To this end, it offers a set of arguments about this growth in light of the massiveness gained by the feminist movement, the diffusion and growing influence experienced by the social history of the working class from a gender perspective in the academic world and the presence of feminist activism within trade unions.

Keywords: Gender, Labour, Recent history, Argentina.

1. Introducción

En los últimos años asistimos a una notoria expansión de la historia de las trabajadoras en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX y comienzos de la centuria actual. La proliferación de investigaciones que, inscriptas en la historia de las mujeres o los estudios de géneros y diversidades, se interesan por la participación femenina en una vastedad de actividades vinculadas con el mundo del trabajo remunerado y no remunerado, sus reclamos, formas de organización y repertorios de lucha en distintas regiones, viene proporcionando un conocimiento mucho más profundo del pasado cercano. También, colabora en estimular reflexiones teóricas e historiográficas sobre tópicos y dimensiones cardinales para la historia de la clase trabajadora, como por ejemplo en torno al concepto de trabajo, el valor y funcionamiento de las esferas productiva y reproductiva para la economía, los contornos de los derechos laborales o los alcances y efectos de las crisis recurrentes del sistema capitalista patriarcal.

El crecimiento sostenido de estas producciones, ubicado en un terreno donde el diálogo más asiduo entre las cientistas sociales horada las fronteras disciplinares, reconoce varios motivos.1 Su repaso permite situar el dosier de este número de Descentrada. Revista interdisciplinaria de feminismos y género en una trayectoria más amplia.

La primera razón de esta expansión, y quizá la más evidente, se encuentra en el anudamiento entre lo que viene sucediendo en las calles y lo que circula en las aulas de las universidades. La masividad ganada por el movimiento feminista en los últimos años, que con la “marea verde” inundó avenidas y plazas bajo un andar multitudinario de mujeres de diferentes generaciones, orígenes de clase y procedencias regionales, impulsó también el ascenso de la marea verde en los pasillos de las casas de estudios. Feministas de distintas adscripciones ideológicas y de diversos espacios de activismo académicos y no académicos, intensificaron lazos entre sí en un ida y vuelta de preguntas, apuestas teóricas, interpretaciones históricas e intervenciones políticas que solidificó los desafíos colectivos lanzados contra el poder capitalista patriarcal. Una serie de hitos cercanos en el tiempo nortearon la intensidad de esos intercambios, explicitando los sentidos y alcances de tales desafíos. El masivo grito de “Ni Una Menos” el 3 junio de 2015, el primer paro de mujeres el 19 de octubre de 2016 que alentó además una “tradición” internacionalista de llamados a la huelga con marchas callejeras cada 8 de marzo, los “pañuelazos” en favor de la despenalización y legalización del aborto, son algunos de esos acontecimientos resonantes que, clamando por la emancipación de las mujeres, avivaron una mayor cantidad de pesquisas en clave de género sobre la historia reciente de la clase trabajadora. De tal modo, se fortaleció el interés por sujetos y procesos del mundo del trabajo que o bien no habían sido estudiados con detenimiento (como la participación de las trabajadoras en la recuperación de los sindicatos durante los primeros años de la apertura democrática), o bien habían quedado subsumidos a la experiencia obrera masculina (como la activa presencia de las mujeres en el Cordobazo o en las experiencias clasistas que principiaron la década de 1970).2

Sin pretender soslayar su trascendencia, es preciso señalar igualmente que los intercambios entre feministas académicas y no académicas puestos en acto bajo el influjo de estos acontecimientos y concretados en mesas redondas, paneles y jornadas de reflexión entre otras instancias, no configuraron una práctica inaugural.3 En realidad, los encuentros entre unas y otras se inscriben en una genealogía que se remonta, como mínimo, a la inmediata posdictadura, cuando estudiosas que retornaron a las universidades nacionales, luego de exilios y alejamientos de la vida académica más o menos prolongados, se volcaron a la historia de las mujeres. En ese proceso ensamblaron sus inquietudes y expectativas políticas con las de otras mujeres que, cercanas a las experiencias del feminismo setentista, protagonizaron en los años 1980 la efervescencia de un activismo también feminista. Esa efervescencia posibilitó construir diversos agrupamientos, someter a debate abierto la sexualidad, alentar la formación de ámbitos como la Multisectorial de la Mujer en 1984 –donde confluyeron sindicalistas, activistas de organizaciones de mujeres, independientes y militantes de partidos políticos–, exigir al Parlamento nacional el reconocimiento de diversos derechos como el divorcio vincular y la potestad compartida sobre lxs hijxs, denunciar la violencia machista, forjar desde 1986 el Encuentro Nacional de Mujeres –renombrado a partir de 2019 como Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Travestis, Trans y No Binaries-, y motorizar espacios de estudio compartidos dentro y fuera de los ámbitos universitarios.4

En ese camino académico trazado entre la reapertura democrática de 1983 y comienzos de los años 1990, arduo de transitar debido a la fortaleza del androcentrismo vigente en las carreras universitarias, las investigadoras interesadas en el mundo del trabajo fueron madurando una perspectiva feminista que renovó la manera de construir el conocimiento sobre el pasado. En esa renovación anida el segundo motivo que explica la profusión actual de la historia reciente de las trabajadoras.

Auxiliadas por demógrafas, sociólogas, antropólogas y filósofas, las cultoras de la historia social en particular, decididas a buscar a las trabajadoras en la rueda que echó a andar la consolidación del sistema capitalista patriarcal en la Argentina, interrogaron con astucia diversos documentos, dilucidaron nuevas fuentes, elaboraron problemas, interpretaciones y categorías sofisticadas que permitieron no sólo encontrar a las mujeres ganándose el sustento en un amplio abanico de trabajos sino también poner de relieve la gravitación del género en la formación de la clase, en la experiencia proletaria y en la protesta. Sus esfuerzos se concentraron en el período comprendido entre fines del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, dándole forma a un campo historiográfico –el de la historia social con perspectiva de género– donde las categorías de clase, género, raza y etnia fueron visitadas una y otra vez, tensionadas en sus sentidos y redefinidas bajo hipótesis y abordajes metodológicos que nos enseñaron a leer a pelo y contrapelo las evidencias, y a desconfiar de manera fundada de la ausencia de las mujeres en los registros del pasado. Siguiendo pistas a través de documentos impensados o escasamente valorados hasta ese momento, fue posible componer un mundo laboral mucho más complejo y rico: junto a los obreros industriales urbanos –protagonistas indiscutidos hasta ese momento de la historiografía del trabajo–, ganaban en presencia y valor interpretativo las obreras, las empleadas de oficina y del mostrador de las tiendas, las telefonistas y las maestras, las trabajadoras a domicilio y del burdel, los niños y las niñas de las fábricas, las empleadas domésticas y tantas otras que, además de vender su fuerza de trabajo en el mercado, trabajaban gratuitamente en la reproducción y el cuidado de sus hogares. Esa variedad de sujetos explotadxs alertó a su vez sobre la variedad de relaciones opresivas. La pregunta por las condiciones de trabajo de las mujeres en cada lugar y el contenido de sus demandas sacó de la opacidad las desigualdades dentro de la propia clase trabajadora, obligando a mirar más detenidamente los resortes de la explotación capitalista. Esos resortes, al igual que los de la resistencia y la emancipación, fueron objeto de una gran densidad de reflexiones teóricas diversas, que se iban abriendo terreno a medida que el campo de los estudios de género ampliaba sus cultores.5

Cuando las investigaciones sobre la historia de las trabajadoras insinuaron con firmeza sus avances hacia la segunda mitad del siglo XX, por tanto, lo hicieron bajo el amparo de una experiencia disciplinar acumulada que allanó ciertas búsquedas ayudando, entre otras cuestiones, a no dejarse entrampar por el sub-registro de los censos, a recurrir a las fuentes orales sin perder de vista el género de la memoria y a tomar en consideración, como lo hacen algunos artículos de este dosier, la manera en que los sujetos de nuestras investigaciones producen insumos para reconocer su experiencia e historiar, de forma también generizada, su andar. Es en esos sujetos y en sus iniciativas donde reside el tercer motivo de peso para entender la expansión actual de la historia reciente de las trabajadoras.

En efecto, son ellas quienes, con sus propias prácticas y formulaciones, recurren al pasado para recuperar trayectorias de activistas que las precedieron, advertir el decurso de las organizaciones puestas en marcha por las mujeres dentro y fuera de los lugares de trabajo, en los gremios o en los partidos políticos afines a las causas obreras, y conocer las batallas que libraron sus antecesoras en ese transcurrir. En los tiempos extremadamente críticos desatados por el modelo neoliberal y su profundización bajo el menemismo, y en los tiempos actuales, donde la precarización y el desempleo masivo no dejan de avanzar marcando a rajatabla los límites de la “sociedad del trabajo” y recargando con mayores y extenuantes responsabilidades las espaldas de las mujeres trabajadoras, ellas redoblan también la apuesta para conocer la (su) historia y transformar el futuro en clave emancipatoria. Así, trabajadoras de distintas organizaciones, ocupadas y desocupadas, vienen auspiciando espacios de debate y de formación donde aunar el pasado con el presente bajo aspiraciones y propuestas de acción política y sindical novedosas. Como parte de ese proceso, someten a discusión con patrones, con dirigentes sindicales, con sus propios compañeros de trabajo y con sus familiares sus condiciones de trabajo asalariado y aquellas que las invisibilizan en la gratuidad del ámbito hogareño. Una y otra cuestión indexan las exigencias por crear las secretarías de la mujer o de género en los sindicatos donde aún no existen, llenando las ya existentes de contenidos poco complacientes con “lo esperable de su sexo”. Ese proceso que van haciendo colectivamente, también las anima a exigir nuevas leyes y el cumplimiento de las ya conseguidas como, por ejemplo, la Ley 25.674 de Cupo Sindical Femenino sancionada en 2002. Simultáneamente, crean derechos, nominan la violencia sexista en el trabajo y en el hogar, fundan nuevas redes o recuperan las existentes, se apropian de un mirar feminista al que cargan de sentidos devenidos de su experiencia de clase y de género, y también estimulan vínculos con estudiosas de diversas disciplinas sociales encarando actividades conjuntas. Cursos de historia de la clase trabajadora argentina y latinoamericana con perspectiva de género dictados en los sindicatos o instituciones ligadas con ellos; la producción de textos históricos, sociológicos y de corte teórico sobre los feminismos destinados a circular entre las activistas sindicales y las trabajadoras de base; la recuperación de archivos personales o sindicales, y el montaje de museos u otros espacios de rememoración del pasado de una comunidad obrera, de un barrio, de una fábrica, conforman algunas muestras de esas prácticas compartidas. Unas prácticas que alientan el interés por producir más y mejores saberes sobre ese pasado reciente que esas trabajadoras en movimiento demandan conocer y debatir.

El recorrido de Descentrada converge con ese aliento. Concentrándonos solo en los números de los últimos dos años, puede observarse que la revista estuvo atenta a aspectos y dimensiones centrales de la historia reciente de las trabajadoras. Manteniendo como una constante los abordajes multidisciplinares, publicó sugerentes e incisivas reflexiones situadas en los cruces entre el trabajo asalariado y los cuidados en estos tiempos en que la dupla capitalismo y pandemia de covid-19 amenazan con profundizar la explotación de clase y la desigualdad de género (Ramacciotti, 2020; Pita, 2021). Muchos de esos cruces entre trabajo asalariado y no asalariado se retoman en un dossier dirigido por Débora Garazi y Rosario Gómez Molla (2021) donde se dan cita estudios que llegan a la actualidad ocupándose de las profesiones y las labores de docencia y enfermería en Argentina y Brasil. Este último país, asimismo, vuelve al ruedo con un estudio sobre las mujeres campesinas y sus estrategias de supervivencia en un municipio del estado de Paraná (Kempf, Wedig y Perondi, 2021), un sujeto que bien puede ser analizado a la luz de las coordenadas teóricas que aporta el feminismo materialista francés para comprender el mundo del trabajo a partir de la imbricación entre las relaciones de clase, la raza y el género, como examina otro de los artículos recientemente publicados (Estermann, 2021). Es posible afirmar, por tanto, que el dosier que aquí se introduce es parte de ese empeño sostenido de la revista, portando la virtud, además, de escudriñar sujetos, actividades laborales y prácticas sindicales poco exploradas hasta ahora.

2. Las propuestas del dosier

En “Experiencia laboral y género en el mundo metalúrgico. Una aproximación a partir de la empresa Philips Argentina, 1930-1960”, artículo que principia el dosier, Darío Dawyd repone la dimensión generizada de la representación sindical de las trabajadoras metalúrgicas, una actividad cuya mano de obra ha sido y es dominantemente masculina. Para ello, sigue las huellas de las obreras, su participación en el proceso de trabajo y sus condiciones laborales en Philips Argentina, una empresa líder en el rubro metalúrgico, entre 1930 y 1960. Aunque el inicio de este recorte temporal excede el lapso comprendido por la historia reciente, su inclusión se justifica en una mirada de más largo aliento que, por un lado, logra advertir las transformaciones en la propia empresa, en las formas de trabajo y en las demandas de las trabajadoras, así como en sus vínculos con sus compañeros de clase y con los representantes sindicales. Por el otro, posibilita enlazar el caso en estudio con la trama histórica general advirtiendo cómo esta rama industrial y la Unión Obrera Metalúrgica –sindicato que representaba a las y los trabajadores del sector–, ganaron una gravitación central en el escenario político, social y económico de la Argentina de ese entonces. Basado en un acervo documental variado donde destacan las revistas empresariales, la prensa sindical, las fotografías y las entrevistas, el artículo brinda una reconstrucción valiosa de la generización del discurso sindical sobre la participación de las mujeres, sobre todo en las huelgas que jalonaron la actividad en el quinquenio inmediatamente posterior al golpe de Estado de 1955.

El segundo trabajo, “Mujeres en las artes del espectáculo. Condiciones laborales, demandas de derechos y activismos de género (Argentina, 2015-2020)”, elaborado por María Noel Bulloni, Carolina Justo von Lurzer, Mercedes Liska y Karina Mauro, pone el foco en los procesos de organización colectiva dinamizados por las trabajadoras de las artes del espectáculo al calor de las movilizaciones desatadas en 2015 a partir de la consigna “Ni Una Menos”. Esta acción, además de catapultar la organización colectiva de estas trabajadoras, colaboró en someter a debate la precariedad de sus condiciones laborales, el ejercicio de la violencia machista en diversos formatos y espacios dentro de ese mundo del trabajo complejo, y las estrategias a las que las trabajadoras podían recurrir apelando a vínculos y relaciones con otros colectivos y sectores políticos, como los movimientos de mujeres y feminismos. Con la mirada puesta fundamentalmente en las mujeres que trabajan en el campo de la actuación, audiovisual y de la música, el estudio despliega su interpretación en una valiosa y equilibrada interacción entre un andamiaje teórico sólido y desafiante, y un sustento empírico que acude, fundamentalmente, a las fuentes construidas por las propias trabajadoras. Como resultado, el artículo conforma una inspiradora muestra de la habilidad para abordar un tópico que parece frágil y volátil por la dispersión o la falta de fuentes, por la naturaleza misma del trabajo que realizan las mujeres en esta actividad y por la novedad de sus organizaciones.

En el artículo siguiente, titulado “Reivindicaciones y estrategias en la frontera entre feminismo y sindicalismo en Argentina”, Ana Elisa Arriaga y Eliana Laura Aspiazu se interrogan por los contactos entre estos dos ámbitos a la luz de los impactos y resignificaciones sobre el sentido de la huelga, una herramienta tradicional de la lucha sindical, impreso con el paro de mujeres reeditado desde 2016 en adelante cada 8 de marzo. A partir de un conjunto de preguntas iniciales, donde se alude a una marea sindical que, en sintonía con la marea verde, bien podría ser cauce y consecuencia de la potencia que gana el cuestionamiento de las “injusticias y precariedades que atraviesan el ámbito de la reproducción social de la vida”, en palabras de las autoras, Arriaga y Aspiazu elaboran su análisis en base a una hipótesis tan estimulante como provocadora. Para ellas, el carácter masivo que ganó el feminismo en la Argentina contribuyó a generar una transformación en los sindicatos a partir de la dinámica movimientista impresa por la agencia de las mujeres sindicalistas. Esa transformación tuvo que ver con diversas iniciativas y cristalizó en distintos aspectos, pero comprenderla en su profundidad involucra un rastreo denso por fuentes en general fragmentadas, cuya escasez es salvada en este caso mediante estrategias metodológicas que incluyen la observación participante y la realización de entrevistas. Con una indagación minuciosa sobre cuestiones tales como la presencia de las mujeres en los espacios de representación sindical y el enfoque de género en las negociaciones colectivas, Arriaga y Aspiazu logran componer un escenario rico y alentador que, además, comprende la construcción de articulaciones entre sindicalistas a través de redes con alcance local y/o regional capaces de debatir, elaborar y crear unas agendas de demandas y elaboraciones sindicales feministas.

Cierra el dosier “Desigualdad laboral y falta de poder político, sindical y empresarial. ¿Cómo salir de ese círculo de discriminación?”, un artículo de Verónica María Gómez que examina la incidencia de las mujeres en espacios de gestión y representación política en los que se adoptan decisiones que impactan el mundo laboral. En un lapso temporal situado en los últimos años y a partir de una reconstrucción minuciosa de la situación laboral femenina en la Argentina, la autora enfoca su interés especialmente en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y las comisiones de la Cámara de Diputados y del Senado, en organizaciones sindicales, en asociaciones empresariales y en los tribunales laborales buscando advertir de qué manera las iniciativas y prácticas que se llevan adelante en esos ámbitos contribuyen a superar o perpetuar las desigualdades de género en el mundo del trabajo. Relevamientos exhaustivos de leyes, fallos judiciales y presencia de mujeres en lugares de decisión en cada uno de los espacios examinados, posibilitan a la autora construir un balance sólido sobre los principales obstáculos que dificultan la participación de las mujeres en el ámbito político, en las asociaciones sindicales y empresariales, e impiden por tanto un cambio significativo en las relaciones de poder. En ese escenario, la justicia nacional del trabajo se vuelve un ámbito potente para, en palabras de Gómez, “ensayar litigios estructurales que recepten ciertas demandas de igualdad entre varones y mujeres” y logren incluir también las disidencias sexuales.

Vistos en su totalidad, los artículos reunidos en este dosier abonan a cubrir lugares vacantes sobre el conocimiento del pasado y a esperanzarse, como la cigarra que canta al sol, en la posibilidad de empezar a tramar una síntesis abarcativa y compleja de la historia reciente de la clase trabajadora argentina, ofreciendo a lxs lectores una mirada de conjunto, tal como lo han hecho otras colegas para la primera mitad del siglo XX.6

Referencias

Alfonso, M. B., Díaz Lozano, Juliana y Ruiz Castelli, C. (2018). Movidas por el deseo. Genealogías, recorridos y luchas en torno al 8M. Buenos Aires: El Colectivo.

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Andújar, A. y D’Antonio, D. (2020). “Chicas como tú” … Género, clase y trabajo en la Argentina reciente: un balance desde la historia social. Archivos De Historia Del Movimiento Obrero y la Izquierda, 16. Recuperado de: https://doi.org/10.46688/ahmoi.n16.246

Blanco, R. (2018). “Del fulgor al desencanto. Desafíos para el feminismo académico en la fugaz experiencia de la Carrera de Estudios de la Mujer (Universidad de Buenos Aires)”. Revista Interdisciplinaria de Estudios de Género de El Colegio de México, 4. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.24201/eg.v4i0.159

Estermann, V. (2021). “La división sexual del trabajo. Reflexiones desde el Feminismo Materialista Francés”. Descentrada, 5(2), e152. Recuperado de: https://doi.org/10.24215/25457284e152

Garazi, D., y Gómez Molla, R. (2021). “Mundos del trabajo y relaciones de género: aportes y desafíos de una agenda de estudios interdisciplinar”. Descentrada, 5(1) e129. Recuperado de: https://doi.org/10.24215/25457284e129

Kempf, R. B., Wedig, J. C., y Perondi, M. A. (2021). “La fábrica de las siete mujeres: género y diversificación de los medios de vida rural”. Descentrada, 5(2), e148. Recuperado de: https://doi.org/10.24215/25457284e148

Lobato, M. Z. (2007). Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960). Buenos Aires: Edhasa.

Pita, V. S. (2021). “El trabajo de la mujer nunca termina”. Notas sobre el trabajo en las casas, el feminismo y el hacer historia. Descentrada, 5(2), e155. Recuperado de: https://doi.org/10.24215/25457284e155

Queirolo, G. (2020). Mujeres que trabajan. Labores femeninas, Estado y sindicatos (Buenos Aires, 1910-1960). Buenos Aires: Grupo Editor Universitario-EUDEM.

Ramacciotti, K. I. (2020). Cuidar en tiempos de pandemia. Descentrada, 4(2), e126. Recuperado de: https://doi.org/10.24215/25457284e126

Scheinkman, L. (2019). “De la historia política a los estudios de género: la historiografía sobre el mundo del trabajo de la primera mitad del siglo XX en Buenos Aires”. Trabajo y Sociedad, 32.

Tarducci, M. (2019). “Los ochenta”. En M. Tarducci, C. Trebisacce y K. Grammático, Cuando el feminismo era mala palabra. Algunas experiencias del feminismo porteño. Buenos Aires: Espacio Editorial.

Varela, P. (2020). “La reproducción social en disputa: un debate entre autonomistas y marxistas”. Archivos de Historia del Movimiento Obrero y la Izquierda, 16. Recuperado de: https://doi.org/10.46688/ahmoi.n16.241

Notas

1 Por una cuestión de síntesis y claridad expositiva, las citas de estas producciones se reducirán lo máximo posible, privilegiándose en las referencias aquellas obras que comprenden balances historiográficos más recientes.
2 Para un repaso sobre los tópicos y problemas sobresalientes abordados por estas producciones y la renovación provocada por sus hallazgos en la agenda historiográfica sobre el pasado reciente, véase Andújar y D´Antonio (2020).
3 Por ejemplo, las jornadas “Genealogía Feminista. Recorridos hacia el 8 M” organizadas en 2017 en la Universidad Nacional de Lanús por la Cátedra Libre Virginia Bolten y la Agrupación Estudiantes Libres, actividad de la que resultó la publicación de un libro (Alfonso, Díaz Lozano y Ruiz Castelli, 2018).
4 Para un análisis sobre la militancia feminista en los años 1980 del siglo pasado, véase Tarducci (2019). Una experiencia central de confluencias entre feministas académicas y no académicas en esos tiempos fue la impulsada por Gloria Bonder en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires a través de la Carrera de Especialización Interdisciplinaria en Estudios de la Mujer (Blanco, 2018).
5 Para balances sobre el desarrollo historiográfico de la historia social con perspectiva de género en la primera mitad del siglo XX, véase Andújar (2017) y Scheinkman (2019). Entre las perspectivas más recurrentes utilizadas en nuestra historiografía para explicar las relaciones de opresión y explotación femenina en el mundo del trabajo, se encuentran aquellas que sitúan su interés en los cruces entre clase, género y etnia, abogando por definiciones distintas para cada uno de estos conceptos. Para un repaso sobre algunas de sus propuestas, véase Varela (2020).
6 Me refiero especialmente a las obras de Mirta Zaida Lobato (2007) y Graciela Queirolo (2020).

Recepción: 18 Febrero 2022

Aprobación: 25 Febrero 2022

Publicación: 01 Marzo 2022

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