Descentrada, vol. 6, nº 1, e170, marzo-agosto 2022. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)

Entrevista

“Nosotras queríamos justicia, pero también tener clases y seguir viendo a nuestras amigas…”. Resistencias de feministas universitarias en Chiapas, México

María Guadalupe (Lupita) Ruiz Coutiño

Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, México
Cita recomendada: Ruiz Coutiño, M. G. (2022). “Nosotras queríamos justicia, pero también tener clases y seguir viendo a nuestras amigas…”. Resistencias de feministas universitarias en Chiapas, México. Descentrada, 6(1), e170. https://doi.org/10.24215/25457284e170

Las formas de articulación política feminista en México, generalmente, han confluido alrededor de la indignación por la violencia feminicida, que es estructural y sistemática en este territorio, y por la demanda de derechos humanos de las mujeres (Lau, 2002).1 Sin embargo, la mayoría de las movilizaciones masivas están centralizadas en la capital del país y otras ciudades urbanas, mientras que, en el resto del territorio nacional, la organización del movimiento de mujeres y feminista ha tomado otros matices de acuerdo con el contexto. En todos los estados de la República, destacan diversas organizaciones populares, campesinas y colectivos de búsqueda de mujeres en resistencia que se articulan de acuerdo con intereses y casos en específico pero que continúan la demanda por una vida libre de violencia para todas.

Esta es una conversación con la Red de Colectivas Feministas Universitarias de Chiapas (RECOFUCH)2 y dialoga sobre la organización política de mujeres jóvenes universitarias que la integran. El rango de edad de las entrevistadas es entre 16 y 22 años. La red es conformada por colectivas formadas en facultades de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) y otras universidades en el estado de Chiapas al sureste mexicano.3 En un primer momento, los diálogos pueden compararse y trasladarse a lugares familiares con relación a los movimientos estudiantiles, sobre todo, confrontándolo con las recientes movilizaciones, paros estudiantiles y tomas de las facultades de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para denunciar violencias, acoso y feminicidio dentro de la universidad.4 Todas ellas han sido de las protestas más prolongadas y hostiles en la historia reciente de la UNAM con una tradición política universitaria potente, principalmente desde la masacre del 68.5 No obstante, la importancia y las especificidades de leer en clave descentrada esta entrevista tiene que ver con el territorio chiapaneco en donde se ubica el diálogo. Chiapas es un estado ubicado al sureste mexicano, frontera sur con el país de Guatemala, y tiene una presencia importante de población indígena y población afrodescendiente. Estas son solo algunas de las condiciones que permiten la continuidad de las resistencias antiestatalistas y autónomas influenciadas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional desde la década de 1990. Además, este estado sureño es una de las entidades (además de Oaxaca) con mayor movilización magisterial de tipo frontal, en demanda y acción directa al Estado (La Jornada, 2021) donde el número de trabajadores de la educación es significativo y se alía con estudiantes normalistas para las marchas, bloqueos de carretera, paros y campamentos que suceden cada año con cada discusión a las leyes de educación a nivel local y federal.

En ese sentido, es hasta cierto punto común leer las experiencias de las compañeras de la RECOFUCH imaginando ejemplos de resistencias bastante nítidas que, por un lado, como el movimiento indígena-zapatista, se desmarca de las narrativas y demandas institucionales. Y, por otro lado, acotando a la educación como tema público con las grandes movilizaciones callejeras con tonos solemnes, consignas marxistas y con varones de aspecto fuerte con megáfonos, palos o machetes en mano encabezando las marchas. En ese orden de ideas, la experiencia aquí narrada por, para y desde la RECOFUCH emerge de la influencia de las protestas chiapanecas tensadas con, frente y al margen del Estado. Sin embargo, en esta experiencia se incorporan demandas y propuestas feministas explicitas a las acciones colectivas, tales como los paros universitarios y los plantones. Es la primera vez que el cuerpo de mujeres jóvenes que se identifican feministas protagoniza este tipo de protestas en Chiapas, pese a su tradición de resistencias. Por primera vez mujeres, jóvenes, racializadas, universitarias de las periferias y sur del país son actoras de una de las movilizaciones feministas que sacudieron a México después del feminicidio de Mariana Sánchez Dávalos, una estudiante de medicina de la UNACH víctima de abuso sexual, violencia feminicida, corrupción e impunidad estatal.6 A lo largo del diálogo, el caso de Mariana es relatado por sus compañeras desde las dimensiones afectivas que sirvieron como potenciadoras de su articulación política.

En suma, invito a ubicar este tejido de sentires, saberes y consignas políticas como una dialéctica entre lo local y regional a través de formas de protestas innovadoras para este contexto. La entrevista da cuenta de la importancia de conocer las luchas personales y políticas que son hiladas desde la alegre rebeldía con el uso de estrategias digitales con videos, memes, transmisiones en vivo y con recursos artísticos y de acompañamiento psicoemocional entre mujeres. Así pues, presento estas líneas que se tejieron en la voz colectiva de la RECOFUCH a través del telar narrativo compuesto por diez universitarias y yo, como investigadora chiapaneca, para que juntas expresemos un continuum dialogante con las exigencias de justicia de mujeres en todo el territorio nacional y del nuestra América Latina.

E- ¿Cómo inicia la movilización universitaria feminista en Chiapas? ¿Cómo se fundó la RECOFUCH?

RECOFUCH- Todo empezó después de la muerte de Mariana, del feminicidio de Mariana, la estudiante de medicina que fue asesinada en el ejido Nueva Palestina, una comunidad en la selva perteneciente al municipio de Ocosingo, en el estado de Chiapas, el 29 de enero de 2021. Aquí, en la UNACH, ni las autoridades de salud ni las personas que daban seguimiento a su servicio social hicieron caso de cuando ella denunció que estaba siendo acosada en la comunidad donde estaba llevando a cabo sus prácticas de servicio profesional. La indignación en las estudiantes fue inmediata. Para conocer cómo surge RECOFUCH debemos primero contarte sobre la acción rápida y desde la rabia frente al feminicidio de la compañera y en algunos casos amiga: Mariana.

La UNACH está dividida en diferentes facultades y la Ciudad Universitaria se encuentra en la capital Tuxtla Gutiérrez, mientras que otras facultades como la de Derecho se encuentra en San Cristóbal de las Casas, la de Agronomía se ubica en Villaflores y dentro de estas facultades la presencia de colectivas feministas era minoritaria hasta antes del feminicidio de Mariana. Para ese momento (enero de 2021), ya había algunas colectivas de esa universidad que denunciaron acoso y violencia por parte de profesores y trabajadores. Se habían logrado algunas cosas pero, nunca cambios estructurales que combatieran la violencia dentro de la universidad.

En la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades ya existía la Colectiva Brujas, pionera en la UNACH en Tuxtla Gutiérrez desde 2018. Esta colectiva es de las más conocidas. Sin embargo, las primeras en movilizarse fue la Colectiva Neuronas de la Facultad de Medicina que, en alianza con la Colectiva Dalias integrada por abogadas, buscaron generar una estrategia conjunta. El peso de los medios de comunicación y estudiantado cayó como responsabilidad bajo los hombros de las compañeras de estas tres colectivas que para ese entonces eran las más visibles. Ellas fueron las primeras en movilizarse pero, para actuar y visibilizar con relación al feminicidio de Mariana, decidieron que necesitaban buscar apoyo jurídico, porque ya no era un caso más de acoso interno con los que lidian de manera cotidiana (y muchas veces frustrada). Las Brujas recurrieron a la Colectiva de Dalias de la Facultad de Derecho ubicada en San Cristóbal de las Casas a unos cuantos kilómetros de la capital del estado. Dalias tenía la intención de dedicarse a la parte más técnica dentro de la universidad, por ejemplo, elaborar un protocolo de género que hasta antes del feminicidio tampoco estaba claro dentro de la institución. Después de los diálogos y alianzas entre Neuronas, Brujas y Dalias empezamos a contactar a las compañeras y así inició lo que ahora es RECOFUCH.

E- ¿Cómo fue la articulación con las demás universidades y facultades para generar estrategias para la búsqueda de justicia para Mariana?

RECOFUCH- Mientras Dalias y Brujas manteníamos comunicación, otra colectiva de la Facultad de Medicina, donde estudiaba Mariana, se organizaba con compañeras, compañeres y compañeros de la facultad para convocar a una marcha masiva. Neurona era de reciente creación, solo había tenido un par de actividades como tendederos de denuncias. Sin embargo, cuando ellas convocaron a la megamarcha, el movimiento feminista en Chiapas las reconoció y potenció su articulación rápida entre sus integrantes y otras estudiantes de ciencias de la salud de diferentes universidades en diversos territorios del estado. La marcha a la que convocó Neuronas es hasta ahora una de las marchas feministas con mayor asistencia por las calles de Tuxtla Gutiérrez (ciudad capital del estado de Chiapas), aún en pandemia por COVID-19.

La rabia es la que hizo que nos articuláramos con una velocidad impresionante, tanto así que no recordamos ni cómo dibujamos tantos carteles o cómo llegamos tan rápido al lugar. No teníamos idea de dónde conseguíamos l as ligas de zoom[7] para conectarnos a reuniones con estudiantes de otros municipios. La rabia nos movilizó y motivó tal como ha sucedido en otros contextos de violencia de nuestra América Latina.

E- ¿Cuáles fueron las demandas específicas para la UNACH en la búsqueda de justicia para Mariana? ¿Cómo fue la actuación institucional de la universidad?

RECOFUCH- Esta es una pregunta complicada de responder. Intentaremos ir en orden cronológico de los sucesos más importantes, aunque advirtiendo que, en medio de ellos y paralelamente, se abrieron otros procesos de cada colectiva, de cada jefa de grupo y facultades que hicieron que nosotras tuviéramos la responsabilidad de articular, informar y transparentar. Pero, por tiempo solo enumeraremos los hechos que detonaron el proceso de exigencia frente a la rectoría y tomadores de decisión en la universidad.

El 30 de enero la fiscalía y los medios del Estado emitieron la grabación oficial sobre cómo fue el feminicidio de Mariana, que no mencionaron como feminicidio u homicidio doloso. Nosotras intuíamos que tal como otros feminicidios en México, las autoridades estatales intentarían encuadrar la muerte de nuestra compañera como suicidio. El 31 de enero se hace la marcha de Neuronas y, al mismo tiempo, iniciamos el paro indefinido de actividades en la UNACH. Nadie entró a clases virtuales, ni contestamos correos, no tuvimos contacto por ningún medio digital y eso lo ponía aún más tenso en la incertidumbre de la pandemia. Paramos, por semanas, todo.

El 2 de febrero entregamos el pliego petitorio a las autoridades universitarias después de otra marcha, pero ahora dentro de las instalaciones de Ciudad Universitaria, la primera de la historia. La hicimos allí para poner al descubierto la impunidad que había al interior de la UNACH, porque Mariana había informado sobre la situación de acoso en el lugar donde hacía su servicio social, pidió su cambio y fue ignorada. Además, pidió acompañamiento para la denuncia judicial y también la petición fue a oídos sordos. Esta marcha fue estratégicamente orientada a que se develara que la universidad también era culpable y feminicida. Esta marcha estuvo cargada de temor, la rabia estaba allí pero luchaba con nuestros miedos que en muchos casos se superponían. De manera extraoficial, el profesorado amenazaba a sus alumnos con que tenían que volver a clase porque de otra manera reprobarían el semestre. Si bien, algunas profesoras y profesores, así como gente del personal administrativo, nos escribieron para manifestar su apoyo, fue por debajo del agua porque también fueron amenazados con perder su empleo.

Todo esto sucedía al tiempo en que la UNACH publicaba comunicados oficiales en las redes sociales, páginas web oficiales y en medios de comunicación locales donde supuestamente se solidarizaba con el sentir estudiantil y prometían, aunque sin garantías, la solución a nuestras demandas. Además, las autoridades universitarias organizaron un foro para hablar sobre la situación y allí participaron profesores que anteriormente habían sido denunciados por acoso. Durante el foro, se deslindaron de la muerte de Mariana. En ningún momento se enunció la palabra justicia. Hubo una estrategia clara de intimidación. En realidad, solo querían lavar su nombre diciendo que apoyaban la protesta y paro, pero su narrativa cerraba sentenciando con las formas de actitud que debíamos tomar, concluían que era necesario que las y los alumnos tuviéramos un momento de reflexión. Nadie nos preparó para esto. Éramos feministas, pero no sabíamos cómo proceder, ni cómo incidir de manera directa y contundente para que ser universitaria ya no significara motivo de muerte para ninguna.

La conducta en todas las reuniones fueron adulocentristas. No cumplieron nada, solo decían que todo se iba a filtrar con el rector. Estamos hablando de un feminicidio por la negligencia de la universi dad, no de un trámite administrativo. Aun así, la compañera Mariana siguió las formas, se había acercado a la secretaría académica de la universidad y nunca la escucharon. Nosotras también seguimos esas formas políticamente correctas, haciendo denuncias, antiforos pero nada de eso servía, para este punto aún no nos habíamos reunido de manera directa con el rector. En cambio, el rector sí tuvo una reunión con los alumnos de medicina, casi todos eran hombres. Allí firmó lo que -los- estudiantes de medicina redactaro n, que fue un protocolo del servicio social para salvaguardar únicamente a los alumnos de medicina y que no incluía perspectiva de género. Las exigencias no iban encaminadas a las violencias e specíficas contra las mujeres, razones por las que asesinaron a Mariana.

E- Ante esta intimidación ¿Cuáles y cómo fueron los procesos para elaborar las principales estrategias que emprendieron más allá de las movilizaciones masivas?

RECOFUCH: Además de seguir con el paro, decidimos iniciar una serie de actividades para la exigencia de justicia, casi todos en respuesta a las intimidaciones y acciones de intimidación, impunidad y corrupción de la escuela. Queremos destacar, por ejemplo, la acción-reacción que nombramos antiforo. Este fue el primer encuentro de todas las colectivas y feministas autónomas de las diversas facultades que después se constituirían en colectivas, tal como fue con la Colectiva Hienas de la Facultad de Veterinaria o la Colectiva Malitzin la Facultad de Lenguas Extranjeras. En el antiforo abordamos la violencia estructural que antecede al feminicidio de Mariana y a las denuncias de acoso y abuso sexual en la universidad. Ubicamos el feminicidio de Mariana como un continuum de violencia que de por sí existía y existe en la UNACH, pero también en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH) y la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) y en todos nuestros espacios de formación y de vida. En ese sentido, también iniciamos estrategias en redes sociales a través de Facebook Live, infografías y hasta memes para que, a través de la risa, la rabia también fuera transmitida. Hicimos comunicados firmados por sociedad civil, académicas, organizaciones y feministas de diversos espacios en Chiapas. A partir de allí, empezamos canales de difusión con más universidades convocando de manera virtual a todas las universitarias y, así la RECOFUCH, aunque ya existía, se amplía y consolida con otras universidades públicas y privadas.

Estas estrategias funcionaron. A los ataques y amenazas se le sumaron violencias y agresiones en el espacio digital como reacción a nuestra protesta en la red. Sin embargo, esa misma reacción nos protegía porque nos mediatizaba en redes sociales y los medios voltearon también a vernos a nosotras y nuestras voces sin la UNACH como intermediario. En un ejercicio de transparencia y en asamblea votamos para hacer una página donde publicábamos nuestro día a día en reuniones, en la escritura de los documentos de denuncia y peticiones. Las compañeras de derecho revisaban mucho de esto y las de comunicación eran estratégicas para expresar los sentires. Sin saberlo, estábamos autoformándonos. Y cuando pensábamos que todo iba llegar a su fin y resolverse, volvimos a aprender, fue después de esto cuando decidimos tomar las instalaciones e instaurar el plantón.8

E- ¿Cómo organizaron el plantón? ¿Era una estrategia que tenían contemplada al inicio de las movilizaciones?

RECOFUCH: Las reuniones cargadas de adultocentrismo, machismo y clasismo son las que detonaron la decisión de llevar a cabo el plantón. Hay que ponerlo en contexto, ya que como mencionamos anteriormente, mientras que con la red de feministas se emprendía una campaña de desprestigio a algunos varones universitarios de medicina se les atendía porque validaban las estrategias de las autoridades universitarias.

Nos contactaban de manera individual a quienes identificaban como “cabecillas” de colectivas, ignorando que trabajábamos en horizontal. Nos daban, muchas veces opiniones encontradas y siempre las reuniones eran privadas. Nos condicionaban para no transmitir ni usar nuestros celulares. Queremos destacar que la primera reunión fue en la noche, en la rectoría, fuimos un grupo de aproximadamente 15 personas y le explicamos al rector punto por punto lo que era el pliego petitorio. En cada punto, el rector insistía en que él ya sabía de lo que hablábamos porque había tomado cursos de género en universidades de prestigio. Así nos dio largas para terminar a medianoche sin darnos una respuesta clara, para cansarnos y ceder a firmar un documento donde nos comprometíamos a volver a clases. Eso no sucedió, terminamos en la madrugada y a ellos no les importó nuestra seguridad durante nuestros trayectos a casa.

En otra reunión, nos dejaron con el micrófono en mano, se levantaron y se fueron. Allí, ya teníamos otro pliego petitorio dispuestas a negociar, pero ellos tenían un documento que no nos permitían leer, a menos que accediéramos a firmarlo de inmediato. El secretario técnico se levantó y llamó al rector. Nosotras teníamos el micrófono y la compañera Janis, con la voz temblorosa y con rabia, levantó el tono para preguntar si realmente acabarían el diálogo. No hubo respuesta. De allí, con la rabia, indignación y furia decidimos hacer el plantón. Pero no vamos a negar que ese día, si se hubieran quedado y hubiera habido condiciones para un diálogo serio, real y respetuoso nosotras estábamos dispuestas a firmar. Es que es si ves, aun somos pequeñas tenemos en promedio 17 años y ese mes ya no vivíamos como jóvenes, no salíamos, solo estábamos en reuniones virtuales y organizando encuentros presenciales con el rector y, además y más importante, extrañábamos tener clases. Queríamos justicia, pero también queríamos nuestras vidas de vuelta, esas que habían cambiado de un momento al otro. Aparte la presión de nuestros compañeros, éramos casi siempre las mismas, nos quedamos sin desayunar, no comíamos en días, pensando “y ahora qué hacemos”.

Paradójicamente, después de que se rompiera esa reunión, lo primero que hicimos fue buscar comida y allí en medio del desayuno decidimos organizar las comisiones y hacer el plantón. La Colectiva Hermanas Sujil era la única con experiencia en ese tipo de procesos desde la UNICACH. Nos advirtieron que era muy cansador, desgastante, pero logramos hacer del plantón un espacio de desahogo, de fiesta, de arte y música, de formación política, un lugar seguro. Pero jamás perdimos de vista que las risas, los llantos y los desvelos son nuestras formas de lucha por la no repetición de lo que pasó Mariana, para que nunca más sintiéramos miedo de ser universitarias.

Los comunicados criminalizantes de la universidad aumentaron durante el plantón. Apuntaban a que estábamos haciendo daño al inmobiliario y desconocieron que fuéramos estudiantes. Sin embargo, la estrategia desmovilizadora que nos descolocó fue que las autoridades universitarias se aliaron con algunas feministas de larga trayectoria militante y académica para intentar persuadirnos. Ellas jamás nos buscaron directamente para escucharnos, solo llegaron a las reuniones y muchas de nosotras sufrimos mucho porque eran nuestras referentas o profesoras. Pero luego, algunas otras llegaron con nosotras para apoyarnos. Aquí, reconocemos a una feminista histórica en Chiapas, Martha Figueroa, y a otra periodista feminista, Sandra de los Santos, que nos acompañaron, aconsejaron y estuvieron en el plantón con nosotras hasta el final.[9]

Pasaron semanas y finalmente el rector llegó al plantón, a la reunión definitiva para llegar a un acuerdo. Nadie creyó que iba a llegar porque un día antes la mamá de Mariana accedió a reunirse con él y desconocer las acciones del plantón. Sin embargo, un compañero solo instaló lo pertinente para las medidas sanitarias y de seguridad en uno de los salones para que en su caso lleváramos a cabo la reunión. El rector llegó, nosotras ya teníamos un análisis más fino, punto por punto. Pero, estábamos preocupadas por la salud de las compañeras, principalmente de Martha Figueroa porque es una persona adulta mayor. No obstante, después de más de doce horas de reunión, en medio del cansancio, el hambre y el dolor, la rabia se iba convirtiendo en esperanza.

E- ¿Qué se consiguió en la negociación con el rector?

RECOFUCH: Después de 52 días de paro y 33 días de plantón el rector firmó nuestro pliego petitorio. Ya existe un protocolo para atender la violencia y nosotras estamos en constante vigilancia para su cumplimiento. Volvimos a nuestras casas, pero nuestra casa otra, aun rota, sigue siendo ese patio y esa Ciudad Universitaria como espacio de lucha que resignificamos por Mariana y por todas. Nos dicen que hicimos historia en nuestro estado, pero la verdad es que nosotras solo queríamos justicia, amigas y clases.

Imagen 1
Después de la Conferencia de prensa, RECOCHUF anuncia que se levantará el plantón. Abril de 2021.
Después de la Conferencia de prensa, RECOCHUF anuncia que se levantará el
plantón. Abril de 2021.
RECOCHUF

A modo de cierre, apunto algunos de mis sentires en torno a este diálogo que me interpela como mujer joven chiapaneca, que aún en procesos migratorios se sitúa geopolíticamente en este territorio donde percibimos a la política feminista desde las tensiones entre los movimientos sociales estudiantiles, de las personas campesinas, de los pueblos indígenas y del magisterio. La experiencia de las compañeras de la RECOFUCH aparece en la escena política local como una interpelación a estos movimientos que constituyen nuestras genealogías de resistencias para trasladarlas también a las demandas feministas y formas de protesta diversas como las que se expusieron en este diálogo.

Las narrativas construidas por las universitarias pueden leerse en tres dimensiones. Primero, desde la construcción subjetiva de sujetas feministas militantes a través de la ocupación del espacio público y denuncia al Estado también en sus formas institucionales universitarias. Segundo, los diálogos intergeneracionales hacen frente a las formas adultocéntricas de la política. El cuestionamiento al sistema universitario fue una herramienta para significar a la categoría juventud como un posicionamiento político que devela el borramiento i ntencional que los sistemas institucionales han hecho históricamente con las mujeres-jóvenes. Y tercero, no perder de vista que este proceso local está en diálogo constante con los feminismos de nuestra América Latina que se tejen a partir de la indignación por la violencia feminicida, las acciones conjuntas en redes sociales y la incidencia para el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.

Las compañeras de la RECOFUCH insisten en que el sistema educativo institucional está organizado jerárquicamente y adultocéntricamente por el sistema patriarcal y capitalista. Para ellas esta batalla es agridulce porque jugaron bajo estas reglas, no son ingenuas. Todos los días llegaban a casa a lidiar con violencias también en sus familias o con sus parejas, algunas con condiciones de salud mental que intensificaban sus procesos, otras con una doble o triple jornada al ser cuidadoras en el hogar y empleadas en el mercado laboral. La experiencia de estas diez compañeras es solo una muestra de lo que las universitarias en nuestro continente viven en su cotidianidad. La lucha diaria nos exige querer seguir vivas, firmes y libres en la escuela, en la calle, en la cama y en las militancias. La estrategia no es ingenuidad. El cansancio no se niega, pero la rabia nos levanta. Y en esos ires y venires construyeron lo que ahora nombran política feminista universitaria de, por y para las mujeres que habitamos geopolíticamente Chiapas.

Referencias

Animal Político (2018). Hacen paro feminista contra el acoso en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Recuperado de: https://www.animalpolitico.com/2018/03/paro-estudiantes-unam-filosofia-acoso/

Mingo, A. (2020). ¡Con nuestras voces!: la lucha de estudiantes feministas contra la violencia. Revista de la Educación Superior. Vol. 49. México. Recuperado de: https://www.puees.unam.mx/curso2021/materiales/Sesion8/Mingo2020_ConNuestrasVoces.pdf

Lau, A. (2002). Feminismo en México. México: PUEG-UNAM.

Notas

1 Maestra en Estudios de la Mujer por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Doctoranda en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología (CIESAS-CONACYT). Estudiante de movilidad internacional en el Centro Interdisciplinario de Investigaciones de Género de la Universidad Nacional de la Plata (CINIG-UNLP), en 2020. Galardonada con el accésit del premio XXXI Premio Internacional de Investigación Victoria Kent (2021). Militante feminista antirracista originaria de la región Frailesca de Chiapas, México. En este texto nombro violencia feminicida y feminicidio al delito más grave y deshumanizante contra las mujeres. Estoy consciente de que en el cono sur, incluida la Argentina es nombrado femicidio, pero, decido nombrarlo de la manera en que las mexicanas lo insertamos en nuestros lenguajes y demandas que, finalmente confluyen con las luchas de todo nuestro continente latinoamericano.
2 Este texto configura parte de los diálogos/entrevista a RECOFUCH donde asistieron representantes jóvenes de colectivas feministas en distintas facultades de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, la Universidad Politécnica (UP). No obstante, es de destacar que a la red también la conforman, aunque en menor número de integrantes, algunas feministas autónomas de escuelas normales (nombradas así a las escuelas pedagógicas en distintos niveles) y universidades e institutos privados. Las participantes de esta entrevista realizada en agosto de 2021, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez (Chiapas), fueron: Mallinali-Neuronas por Colectiva Feminista; María Fernanda Ramírez Rosales y Jakceli González Cigarra por Colectiva Dalias; Mileva Maric por Colectiva Hermanas Ujil; Jennifer Farrera Peña y Esmeralda Guadalupe Castillo Ordoñez por Brujas Colectiva Feminista Universitaria (CFU); Emmy Álvarez por Colectiva Rosa Luxemburgo; Candy Daymariseth por Colectiva Nichim Chu´lelal; Andrea Masqueda Cano Malitzin por CFU y Andrea de Colectiva Malitzin.
3 Chiapas es una entidad federativa (provincia) considerada la más pobre de México con altos índices de pobreza extrema y alimentaria (CONAPO, 2020) y con mayor marginalidad política. El concepto de entidad federativa y estado en minúsculas se usa para referir a un territorio con soberanía local dentro de la República Federal Mexicana.
4 Véase https://www.animalpolitico.com/2018/03/paro-estudiantes-unam-filosofia-acoso/ como fuente hemerográfica. Para un análisis teórico-metodológico del combate a la violencia en la UNAM véase “¡Con nuestras voces!”: la lucha de estudiantes feministas contra la violencia” (Mingo, 2020), disponible en https://www.puees.unam.mx/curso2021/materiales/Sesion8/Mingo2020_ConNuestrasVoces.pdf
5 El 2 de octubre de 1968, también conocido como la matanza de Tlatelolco (Ciudad de México), fue una masacre a estudiantes que se manifestaban pacíficamente en la Plaza de las Tres Culturas provocando la muerte de más de 300 personas. La masacre fue cometida por el ejército mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia (CNDH, 2018).
6 Para acercarse al caso y su trascendencia en México véase “El infierno de Mariana: seis meses de abuso sexual que nadie escuchó” (Reina, 2021). Un reportaje para “El País” disponible en línea en https://elpais.com/mexico/2021-02-03/el-infierno-de-mariana-seis-meses-de-abuso-sexual-que-nadie-escucho.html
7 Las “ligas de zoom” a la que refieren las entrevistadas son los accesos o links a la plataforma digital de videollamadas para las reuniones virtuales entre universitarias.
8 El plantón se refiere a una ocupación en la universidad, donde las, los y les estudiantes habitaron por semanas hasta que resolvieran sus peticiones.
9 Martha Figueroa es una de las primeras abogadas feministas en Chiapas, acompañante y denunciante de la violencia contra las mujeres desde los 70, cuando la articulación feminista era algo extraordinario en este territorio. Fue promovente de la despenalización del aborto en la década de 1990 cuando por unos meses lograron que la interrupción del embarazo fuera legal. Es promovente de la Alerta de violencia de género, una política pública federal que designa recursos federales para combatir el feminicidio a nivel nacional y en entidades federativas. Es nombrada por muchas feministas del estado como su “Maestra” https://www.facebook.com/1551117275206495/posts/2535655950085951/ Sandra de los Santos es una de las primeras periodistas en llevar su profesión con perspectiva y crítica feminista en los medios de mayor circulación de Chiapas. Además, de ser reportera que acompaña continuamente las movilizaciones feministas en la capital y otras formas de protestas menos masivas en los municipios, por ejemplo: tendederos, intervenciones a plazas públicas, procesos de formación etc. Fundadora de Revista Enheduanna, uno de los pocos medios digitales abiertamente feministas en el estado. Recientemente galardonada con el premio de periodismo de investigación en Chiapas https://aquinoticias.mx/el-ictiech-premiara-trabajos-periodisticos-sobre-ciencia-y-tecnologia/

Recepción: 25 Octubre 2021

Aprobación: 03 Diciembre 2021

Publicación: 01 Marzo 2022

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