Descentrada, vol. 7, núm. 1, e191, marzo-agosto 2023. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)

Dosier: feminismos, autorías y literaturas

Cuando ellas escribían… Lecturas feministas en la literatura argentina de inicios del siglo XX

Tania Diz

Instituto de Investigación de Estudios de Género, Universidad de Buenos Aires / CONICET, Argentina
Laura Cabezas

Instituto de Investigación de Estudios de Género, Universidad de Buenos Aires / CONICET, Argentina
Cita recomendada: Diz, T. y Cabezas, L. (2023). Cuando ellas escribían… Lecturas feministas en la literatura argentina de inicios del siglo XX. Descentrada, 7(1), e191. https://doi.org/10.24215/25457284e191

Resumen: El dosier Cuando ellas escribían… Lecturas feministas en la literatura argentina de inicios del siglo XX reúne una serie de trabajos que fueron presentados en las I Jornadas Transfeministas ¿Seguimos con el problema? Archivos, performances y narrativas que se realizaron virtualmente los días 1, 2 y 3 de noviembre de 2021. En esta ocasión, fueron seleccionados aquellos artículos que profundizan, desde un marco teórico feminista, diferentes aspectos de la autoría femenina en la literatura argentina de inicios de siglo XX. De Leone se detiene en la problematización de la autoría femenina en la escritura crítica de Sylvia Molloy y Tamara Kamenszain, quienes, en dos épocas distintas, instalaron nuevos modos de leer desde una perspectiva feminista. Becerra analiza, en primer lugar, los posicionamientos de Angélica Mendoza y Herminia Brumana, en relación con los derechos de las mujeres y las relaciones afectivas, y, en segundo lugar, analiza en zonas de la obra de cada una de ellas la cuestión de la emancipación femenina, la maternidad, el erotismo y la interrupción voluntaria del embarazo. Charrúa se detiene en los desvíos sexo-genéricos en la obra temprana de Salvadora Medina Onrubia. Diz analiza la cuestión del fraude, el sexo y la autoría, en un escándalo que surge con la entrada en la escena de Boedo, de la poeta apócrifa Clara Beter.

Palabras clave: Autoría, Escritoras, Estudios de género, Literatura argentina, Siglo XX.

When they wrote… Feminist readings in Argentine literature at the beginning of the 20th century

Abstract: The dossier Cuando ellas escribían… Lecturas feministas en la literatura argentina de inicios del siglo XX brings together a series of works that were presented at I Jornadas Transfeministas ¿Seguimos con el problema? Archivos, performances y narrativas, carried out on November 1st, 2nd and 3rd, 2021. In this case, those articles that delve, from a feminist theoretical framework, into different aspects of female authorship in Argentine literature from the beginning of the 20th century were selected. The goal of this article of De Leone is to analyze a series of works on Argentine literature and gender by Sylvia Molloy and Tamara Kamenszain, who, in two different times, installed new ways of reading from a feminist perspective (the 90s and the present, respectively). Becerra firstly analyzes the positions of Angélica Mendoza and Herminia Brumana, in relation to women's rights and affective relationships as social problems, in Argentina of the the twenty's. In addition, she analyzes the issue of female emancipation, maternity, eroticism and the voluntary interruption of pregnancy in areas of the work of each one of them. Charrúa analyzes on gender-sex deviations in the early work by Salvadora Medina Onrubia. Diz analyzes the scandal about Clara Beter in the Boedo´s group. At the time of the Boedo / Florida dispute, in the 1920s. The main idea is that the vision of gender that crossed the female writers was essential to Clara Beter episode.

Keywords: Autor, Woman writer, Argentine literature, Gender studies, Twentieth century.

1. Introducción

En los primeros años del siglo XXI, el feminismo, como movimiento social, adquirió una fuerza y una masividad sorprendentes, que superaron en varios aspectos a los feminismos del siglo XX en Argentina. Pero no solo fue la sorpresa sino también el desafío de que preguntas viejas y nuevas se fueran instalando en la vida cotidiana y en la cultura. Los ámbitos universitarios se dejaron permear por este fenómeno y no solo se reforzaron las líneas de investigación feministas que estaban vigentes sino que, además, surgieron muchas más, con otras preguntas y otras preocupaciones. En este contexto, la producción crítico-feminista sobre la literatura latinoamericana ha crecido sustancialmente y, en medio de esa marea, desde el proyecto Ubacyt Feminismo y escritura en la cultura latinoamericana dirigido por Tania Diz, hemos organizado las I Jornadas Transfeministas ¿Seguimos con el problema? Archivos, performances y narrativas que se realizaron virtualmente los días 1, 2 y 3 de noviembre de 2021. Entre los diferentes ejes de aquellas jornadas, hemos elegido algunos trabajos que, justamente, reflexionan sobre la cuestión de la autoría femenina en la literatura argentina y en base a ello armamos el dossier que les presentamos. La escritora, entonces, como tipo femenino hegemónico, fue tomando diferentes formas aceptables ante los temores que despertaba la participación de las mujeres en la esfera pública. Molloy, en un artículo fundacional para pensar esta cuestión, menciona dos modos de figuración autoral femenina: la maestra y la poeta. A medida que avanza el siglo XX, surgen otras figuras, pero lo que Molloy sostiene acertadamente es que estas se conforman en base a un sexismo inherente a la sociedad, como consecuencia de los dispositivos de sexualidad que promulgaban la figura de la mujer doméstica.

2. Apuestas teóricas

Nuestra idea, en este sentido, es problematizar las categorías que se desprenden del sujeto de escritura desde una perspectiva que contempla no solo la diferencia sexual sino también la de raza y clase, retomando así el concepto de interseccionalidad (Ahmed, 2018; Richard, 2018). En este sentido, si bien el objeto de este dosier recorta “mujeres” al decir escritoras o autoría femenina, cabe aclarar que no consideramos que el término remita a una esencia natural –prediscursiva– sino que afirmamos que lo femenino se conforma a partir de un esquema ideológico que reproduce ciertas lógicas específicas de opresión. En este sentido, el enunciado “escritoras” es pensado en función de los dinamismos de sentido y las relaciones de poder que se juegan, en tanto significante que la cultura satura de sentido (Richard, 2018). Actualmente, existe una tradición que retoma la cuestión de la autoría femenina (Pérez Fontdevila y Meri Torras, 2019; Golubov, 2015) no como un sujeto previo a su obra sino como el producto de un colectivo de agentes determinados por la cultura. La autoría, entonces, es un territorio político en el que interviene la cultura, el mercado y el receptor. Y es la teoría feminista la que permite develar los procedimientos de exclusión, que han operado sobre las escritoras, en particular, y que así sexualizan en masculino la figura del autor.

Ya Josefina Ludmer (1985) en su clásico texto sobre Sor Juana Inés de la Cruz, “Tretas del débil”, planteaba la imposibilidad de hablar de escritura femenina con rótulo o generalizaciones. Si en la distribución histórica de afectos, funciones y facultades, a la mujer le había tocado el dolor y la pasión contra la razón, lo concreto contra lo abstracto, el adentro contra el mundo y la reproducción contra la producción, estos atributos debían invertirse para romper así el círculo que confirmaba la diferencia en lo socialmente diferenciado: “leer en el discurso femenino el pensamiento abstracto, la ciencia y la política, tal como se filtran en los resquicios de lo conocido. En esta misma línea de pensamiento, Francine Masiello en su también clásico libro Entre civilización y barbarie. Mujeres, Nación y Cultura literaria en la Argentina, afirma que el concepto de “mujer” es una construcción de la ideología y de la ficción y que por eso debe renunciarse a buscar en la literatura “imágenes de mujeres”, ya que eso presupone una unidad fundamental entre las mujeres, que hablan al unísono, a una oposición masculina generalizada. Por el contrario, señala, la literatura no debe ser leída como “la experiencia inmediata de la escritora, oprimida o silenciada por un grupo implacable de hombres poderosos”, sino que debe observarse en ella “el tráfico constante de representaciones de mujeres y sobre mujeres que están mediadas por el lenguaje y los efectos de la ideología en la escritura” (Masiello, 1997, p. 17). En esta línea resulta fundamental el concepto de figuración y autofiguración femenina que propone Molloy (2006) y la reflexión sobre la autoría femenina que realiza Domínguez (2010). En el terreno del análisis de la literatura argentina, resultan fundamentales los trabajos de Batticuore (2017), Iglesia (1993), Szurmuk (2007), Szurmuk y Torre (2018), y Vicens (2020) que echan luz sobre las complejas concepciones de la autoría femenina, las redes de mujeres y los lugares de desarrollo profesional. Vicens (2020) brinda las pautas para entrar en la escritora moderna, la que ya está instalada en el siglo XX. En esta tradición, reconocemos el trabajo de Salomone (2006) que, si bien es sobre Storni, repone todo el campo intelectual de inicios de siglo XX. En esta línea resultan imprescindibles textos clásicos como el de Sarlo (1988), junto con otros que revisan las cuestiones de género en el campo intelectual como los de Salessi (2000), Masiello (1997) y Domínguez (2007).

3. Cuando ellas escribían…

A inicios de siglo XX, mientras las feministas bregaban por el reconocimiento de los derechos en igualdad a los de los varones, las mujeres que se integraban a la cultura como escritoras o periodistas debían aceptar o resistir a ciertos prejuicios de género. Por eso, puede decirse que aquella mujer que quisiera escribir y publicar, debía demostrar, en primer lugar, que seguía siendo mujer, lo que se manifestaba en su apariencia física y en su obra, ya que debía escribir como mujer. Es significativa la insistencia que se deja leer en la prensa de la época en afirmar lo obvio, o ¿no era tan obvio?

Un recorrido por revistas y diarios de la época confirma lo que desde la investigación histórica se ha afirmado: “la mujer” fue uno de los tantos fenómenos “nuevos” de la modernización. Proliferaron artículos sobre mujeres inmigrantes, que posan ante un fotógrafo, con sus hijxs, que pasean por la ciudad, que toman sol en las playas de Mar del Plata, que miran las vidrieras de calle Florida. Imágenes de mujeres felices que exponen la hegemonía de la vida burguesa y doméstica. Estas notas sociales se mezclan con aquellas que refuerzan cierta condición de excepción: médicas, escritoras, asesinas, políticas, científicas... Estos tipos femeninos urbanos dialogan con aquellos emblemáticos del imaginario popular que luego se reconocen en tangos, folletines, poemas, dramas, cuentos: la costurerita que dio aquel mal paso, Milonguita, Esther, Nacha Regules, Clara Beter, entre tantas otras.

Sin embargo, la mujer no era un fenómeno ni tan singular, ni tan nuevo si leemos las investigaciones que han abordado el siglo XIX (Batticuore, 2017; Vicens, 2020) e inicios del siglo XX. Entonces, la cuestión es ¿por qué esta asociación de la mujer a lo novedoso?, ¿qué extraños temores se intentarían eclipsar?, ¿cómo incidía esta idea sobre las mujeres que escribían? En primer lugar, podemos afirmar que, si la mujer formaba parte de lo nuevo, aquella persona que, siendo mujer, quisiera escribir e ingresar al mercado editorial, al campo cultural y periodístico, era vista y caracterizada en relación con sus atributos de género. Este filtro con el que se miraba la acción femenina produjo toda una serie de clichés; en otras palabras, una sutil retórica del cishetereopatriarcado. Podrían pensarse estos enunciados como la mera expresión de la misoginia, sin embargo, van más allá aun porque forman parte de un dispositivo de la sexualidad que, para usar las palabras de Foucault, son máquinas discursivas que dicen la verdad sobre el sexo. Así la retórica sexista adjetiva hasta el hartazgo la diferencia sexual, connotando la feminidad de una otredad subvalorada. Develar estas marcas permite no tanto insistir en la imaginación misógina sino, más bien, explicar sentimientos, poses y malentendidos de una cultura que parece preocupada por decir, hacer decir o encontrar en la mujer alguna verdad oculta, y, sobre todo, eclipsar aquello que resulta amenazante. Esa verdad está marcada por una matriz de opresión heterocispatriarcal cuyas invariantes entienden lo masculino con los atributos racional/ viril/ cerebral y lo femenino en tanto emocional/biográfico/íntimo. Es decir, aun en el ámbito público, el habla sobre la mujer supone una inmersión en lo privado. De ahí no solo la asociación con lo emocional sino además el acento puesto en sus cualidades de género, en sus vínculos familiares, toda una zona de sentidos que la sola presunción de feminidad parecía legitimar.

La escritora, entonces, como tipo femenino hegemónico, fue tomando diferentes formas aceptables ante los temores que despertaba la participación de las mujeres en la esfera pública. Molloy, en un artículo fundacional para pensar esta cuestión, menciona dos modos de figuración autoral femenina: la maestra y la poeta. A medida que avanza el siglo XX, surgen otras figuras, pero lo que Molloy sostiene acertadamente es que estas se conforman en base a un sexismo inherente a la sociedad, como consecuencia de los dispositivos de sexualidad que promulgaban la figura de la mujer doméstica. Estas figuras de escritoras resultan ser transversales a los más variados géneros discursivos (entrevistas, retratos, reseñas, artículos, ensayos, prólogos), tipos de publicaciones (revistas tipo magazine, políticas, culturales, literarias; diarios, historias de la literatura), posicionamientos ideológicos e incluso valoraciones de todo el abanico de sentidos que van del elogio a la injuria (Molloy, 2012). Estas figuras son las que predominan en las revistas literarias que fueron más refractarias a la inclusión de las mujeres, en general. En cambio, en el campo no tan selectivo de las publicaciones culturales y populares, no solo era más común la colaboración femenina, sino que, además, celebraban la participación femenina, aun cuando reprodujeran retóricas más o menos sexistas. En la revista Caras y Caretas, por ejemplo, eran habituales diferentes tipos de textos en los que las escritoras en general o alguna en particular funcionaban como referente: artículos con más fotografías que texto, con títulos similares a “Nuestras escritoras”; reseñas sobre obras teatrales o libros femeninos, columnas sobre mujeres como “Intelectuales argentinas”, “Mujeres de actuación destacada”, “Los grandes valores femeninos de América”. Además, en el contexto de una gran cantidad de firmas femeninas en las revistas culturales, algunas escritoras gozaban de cierta popularidad e incluso eran consultadas para opinar sobre temas de actualidad, como sucedía con Victoria Ocampo, Delfina Bunge o Alfonsina Storni. Es decir, las escritoras no solamente eran reseñadas, eran referentes de columnas y artículos, se les hacía entrevistas o las integraban, pidiéndoles su opinión sobre algún tema de actualidad, sino que además se dejaba constancia fotográfica y brevemente escrita de los diferentes acontecimientos de la vida social que ellas protagonizaban.

4. Un recorrido por el dosier

En su artículo, Lucía De Leone posa su mirada sobre una serie de trabajos de dos escritoras y críticas fundamentales de América Latina, Sylvia Molloy y Tamara Kamenszain, quienes en dos épocas bien diferenciadas (la década de los 90 y el presente, respectivamente) realizaron intervenciones feministas en el tejido sociocultural argentino. De Leone analiza cómo ambas autoras retomaron cuestiones afines a los feminismos en sus obras, como las preferencias de autofiguración femenina frente a las heterodesignaciones y la inscripción de la mujer que escribe en el rótulo peyorativo de “poetisa”, logrando instalar un “modo de leer feminista que recompuso la vigencia de ciertos problemas que estaban postergados”. La lectura de De Leone sobre Kamenszain propone la disyunción como categoría de análisis. Así, por ejemplo, recupera sus últimos trabajos dedicados a la figura de la poetisa, donde la crítica realiza una apropiación política de esa palabra para, por un lado, sacarla del lugar pasivo de musa, y por el otro, aunarla anacrónicamente con algunas “nuevas poetisas” del siglo XXI que renuevan el discurso amoroso en sus textos al actualizarlo en clave feminista y disidente. De esta manera, en su recorrido, De Leone focaliza ciertas zonas del archivo crítico de Molloy y Kamenszain que han sido y siguen siendo productivas para reflexionar sobre las escritoras de inicios de siglo XX en Argentina.

Marina Becerra es una especialista en la obra de Angélica Mendoza y de Herminia Brumana. Ambas, como demuestra la autora, bregaron por la autonomía económica y social de las mujeres y tuvieron posiciones críticas, tanto frente a la ideología de la domesticidad como frente al feminismo que les era contemporáneo. En su artículo, Becerra analiza dos novelas escasamente trabajadas: La conquista del hombre, de Brumana, y La venganza del sexo. Novela realista del amor en la naturaleza y El dilema, de Mendoza. En estas, la autora ilumina zonas pocos exploradas sobre el erotismo femenino, el aborto y el deseo de maternar que dialogan con el cuento “El vaso intacto” de Salvadora Medina Onrubia y ¡Quiero trabajo! de María Luisa Carnelli; armando así una serie ficcional que irrumpe sobre una temática que el feminismo en esos años estaba todavía lejos de imaginar. Por último, Becerra arriesga otra hipótesis que es la intervención subversiva de las mujeres –en este caso de Brumana y Mendoza– por fuera del movimiento feminista que les era contemporáneo.

Clara Charrúa, en su artículo, se detiene en analizar con cierta minuciosidad una zona poco transitada de la obra de Salvadora Medina Onrubia: la obra teatral Almafuerte y los cuentos reunidos en El libro humilde y doliente. Además de dar cuenta de estos primeros pasos de la autora en el campo intelectual, Charrúa analiza los modos en que ella subvierte tanto las prerrogativas del melodrama como el ideario sexo-genérico. En diálogo con Becerra, Charrúa retoma la cuestión de la maternidad o, mejor aún, el maternar como un modo más de la explotación en el sistema de clases al ahondar en otra zona difícil de esta cuestión: la joven pobre que amamanta a los hijos de los ricos y se queda sin alimento para su hijo. Luego, explora otras zonas mediante las que se recortan otras afectividades y se evidencia un pensamiento atravesado por el anarquismo y por el feminismo, que desacraliza los mandatos del matrimonio heterosexual y se acerca, como sucedía en el caso de Brumana, a una visión más libre del amor.

Por último, Diz, quien ya tiene cierta trayectoria en la indagación sobre las escritoras argentinas de este período, especialmente sobre la figura de Storni, elije detenerse en una anécdota clave para reflexionar sobre el sexo y la autoría, que comprometió a los escritores del grupo de Boedo, a mediados de la década del 20. Más que anécdota, fue un engaño y un escándalo: César Tiempo, joven integrante del grupo envía poemas a la revista Claridad con el seudónimo de Clara Beter. Cuando Tiempo nota que Elías Castelnuovo, referente del grupo, queda fascinado con estos poemas porque cree haber encontrado allí a una promesa literaria femenina, lejos de confesar ser el autor, alienta la idea de la existencia real de la poeta. Beter, entonces, pasa a ser una joven ucraniana que había llegado al país con falsas promesas que la llevaron a prostituirse en las calles rosarinas. Desde allí, enviaba sus poemas autobiográficos a la revista. Diz reconstruye, a través de las notas y reseñas que se publicaron en Claridad, este episodio con el objetivo de analizar en la invención de Beter los estereotipos de género que pesaban sobre las escritoras. Estos no solo le dieron verosimilitud a la farsa, sino que hacía que las escritoras de izquierda (en muchos casos, compañeras de los escritores de Boedo y hasta colaboradoras de la revista, como Brumana) se tornaran invisibles.

Referencias

Ahmed, S. (2018). Vivir una vida feminista. Barcelona: Bellaterra.

Batticuore, G. (2017). Lectoras del siglo XIX: imaginarios y prácticas en la Argentina. Buenos Aires: Ampersand.

Domínguez, N. (2007). De donde vienen los niños: maternidad y escritura en la cultura argentina. Rosario: Beatriz Viterbo.

Domínguez, N. (2010). Gradaciones: muy leídas, poco leídas, mal leídas, nada leídas. Boletín, 15.

Iglesia, C. (1993). El ajuar de la patria: ensayos críticos sobre Juana Manuela Gorriti. Buenos Aires: Feminaria Editora.

Golubov, N. (2015). Del anonimato a la celebridad literaria: la figura autorial en la teoría literaria feminista. Mundo nuevo, 16, 29-48.

Ludmer, J. (1985). Tretas del débil. En P. González y E. Ortega, La sartén por el mango (pp. 47-54). Puerto Rico: Ediciones El Huracán.

Masiello, F. (1997). Entre civilización y barbarie: mujeres, nación y cultura literaria en la Argentina moderna. Buenos Aires: Beatriz Viterbo Editora.

Molloy, S. (2006). Identidades textuales femeninas: estrategias de autofiguración. Revista Mora, 12, 68-86.

Molloy, S. (2012). Poses de fin de siglo: desbordes del género en la modernidad. Buenos Aires: Eterna Cadencia Editora.

Pérez Fontdevila, A. y Meri Torras, F. (2019). ¿Qué es una autora?: Encrucijadas entre género y autoría. Barcelona: Icaria.

Richard, N. (2018). Abismos temporales: feminismo, estéticas travestis y teoría queer. Santiago de Chile: Ediciones Metales Pesados.

Salessi, J. (2000). Médicos maleantes y maricas: higiene, criminología y homosexualidad en la construcción de la nación Argentina (Buenos Aires: 1871-1914). Rosario: Beatriz Viterbo.

Salomone, A. (2006). Alfonsina Storni: mujeres, modernidad y literatura. Buenos Aires: Corregidor.

Sarlo, B. (1988). Una modernidad periférica: Buenos Aires, 1920 y 1930. Buenos Aires: Nueva Visión.

Szurmuk, M. (2007). Miradas cruzadas: narrativas de viaje de mujeres en Argentina 1850-1930. México: Instituto Mora.

Szurmuk, M. y Torre, C. (2018). Nuevos géneros, nuevas exploraciones de la condición de mujer: viajeras, periodistas y mujeres trabajadoras. Mora, 24(2), 191-202.

Vicens, M. (2020). Escritoras de entresiglos: un mapa trasatlántico. Autoría y redes literarias en la prensa argentina (1870-1910). Buenos Aires: Universidad Nacional de Quilmes Editorial.

Recepción: 28 Diciembre 2022

Aprobación: 10 Febrero 2023

Publicación: 01 Marzo 2023

ediciones_fahce
Ediciones de la FaHCE utiliza Amelica Marcador XML, herramienta desarrollada con tecnología XML-JATS4R por Redalyc
Proyecto académico sin fines de lucro desarrollado bajo la iniciativa Open Access