Descentrada, vol. 2, nº 1, e044, marzo 2018. ISSN 2545-7284
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Género (CInIG)



LECTURAS CRÍTICAS / CRITICAL READINGS

 

Lectura crítica de Scharagrodsky, Pablo (Coord.) (2016) Mujeres en movimiento. Deporte, cultura física y feminidades. Argentina, 1870-1980. Buenos Aires: Prometeo. 354 páginas.



Carolina Ferrante

Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género (IIEGE) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina
caferrante@gmail.com


Cita sugerida: Ferrante, C. (2018). [Revisión del libro Mujeres en movimiento. Deporte, cultura física y feminidades. Argentina, 1870-1980 por P. Scharagrodsky]. Descentrada, 2(1), e044. http://www.descentrada.fahce.unlp.edu.ar/article/view/DESe044




La ‘cultura física’ constituye un conjunto de prácticas, saberes y discursos, nacido en Europa y Estados Unidos entre fines del siglo XIX e inicios del XX, a partir de la emergencia de las gimnasias y de los deportes modernos (Scharagrodsky, 2014). La compilación que aquí se reseña reúne un grupo de trabajos que analizan históricamente la configuración de feminidades promovidas, cuestionadas y/o tensionadas a través del desarrollo de la ‘cultura física’ en la Argentina entre 1870 y 1980. El libro cuenta con una presentación del compilador, un prólogo de Raanan Rein y se estructura en tres partes en las cuales el cruce cultura física/construcción de feminidades es observado desde diversos campos problemáticos: el biopolítico, el religioso y el de los deportes y la prensa.

1. Cultura física y discurso biopolítico

La primera parte se compone de cinco artículos. En “La cultura física de las mujeres, la moda del corsé y los ignorados consejos de los médicos. Buenos Aires, 1870-1940”, Diego Armus examina las controversias generadas por esta costumbre. Si en el período analizado surgen discursos médicos que critican el corsé por sus efectos negativos en la respiración femenina, el uso de esta indumentaria no merma entre las mujeres porteñas hasta los años ´50 (en los que gana terreno el uso de las fajas elastizadas). Así, el autor evidencia que los discursos biomédicos, centrales en las sociedades modernas, no siempre explican mecánicamente los hábitos sociales.

En “Circulación, difusión y apropiación de saberes y prácticas corporales: el caso de la gimnasia ‘femenina’ de Ruth Schwarz de Morgenroth, 1935-1945”, Andrés H. Reggiani y Pablo A. Scharagrodsky estudian la propuesta desarrollada por esta especialista de origen judío alemán, exiliada a Argentina a mediados de los años ´30, pionera en la ‘cultura física’ femenina latinoamericana. Analizan en qué consistió su “gimnasia específicamente femenina”, las influencias que la permearon y los ideales normativos de género que la atravesaron.

En “Deporte y recreación durante la menstruación. Historia de una habilitación a partir de la difusión de las toallas y los tampones industriales en Argentina, 1930-1980”, Eugenia Tarzibachi reconstruye el proceso a través del cual —a partir del desarrollo de la “industria de cuidado personal femenino”— se abrió la posibilidad de realizar deportes y prácticas en los días de “indisposición”. Describe las nuevas formas de gestión del cuerpo menstruante que estas técnicas habilitan y las ambigüedades que albergan: si se dio una liberación en términos de mayor capacidad de movimiento del cuerpo femenino fue al precio de asumirlo como vergonzante y como símbolo de maternidad en tanto destino incuestionable. En esta significación la alianza medicina-mercado tuvo un rol protagónico.

En “El sexo es salud. Discursos médicos anarquistas sobre las prácticas sexuales. Argentina, 1932-1942” Nadia Florencia Ledesma Prietto indaga los discursos marginales de dos médicos ácratas argentinos —Juan Lazarte y Manuel Martín Fernández—, detallando su cuestionamiento a la doble moral sexual y la preocupación respecto a la insatisfacción sexual femenina. La autora indica que si en estos planteos hay una apuesta por reconocer el derecho a la sexualidad plena femenina, la misma es observada desde una matriz heteronormativa que niega otras posibles identidades.

En “Constitución, biotipología y cultura física femenina”, Andrés H. Reggiani interpreta los modelos estéticos y morfológicos promovidos para las mujeres a través de la medicina constitucional y —en particular— de la biotipología. Al disputar tradicionales criterios médicos que disuadían del desarrollo de ejercicios físicos argumentando la debilidad de los órganos femeninos, la medicina constitucional pensaría que la ‘cultura física’ femenina, practicada con moderación para evitar una posible masculinización, era positiva para acercar al ideal normativo de belleza y salud (visto especialmente en sentido reproductivo y en tanto factor perpetuador de la “raza”).

2. Cultura física y discurso religioso

La segunda parte está conformada por cuatro trabajos. En “Hacer del deporte una religión. Tiempo de ocio, género y catolicismo en la Buenos Aires de entreguerras”, Miranda Lida puntualiza el desarrollo de prácticas deportivas y recreativas que se desplegaron en ámbitos católicos porteños. Especifica el surgimiento de actividades ligadas al fútbol y la pelota en parroquias y escuelas católicas de varones (donde también se practicaba el tiro de guerra), todas ellas difundidas con la finalidad de promover valores asociados al nacionalismo, la virilidad y la camaradería. A partir de los años ´20 las “señoritas” son incluidas en algunas actividades (como el tenis y los paseos campestres). En los años ´30 y ´40 toman importancia los campamentos de varones. La autora enfatiza cómo el deporte devendrá un espacio de promoción católica del ascetismo, al fomentar una vida en salud y virtud, alejada de los vicios de la modernidad.

En “Deporte y civismo femenino en la Asociación Cristiana Femenina de Buenos Aires, 1890-1940”, Patricia Anderson demuestra el papel que cumplió esta organización en sus primeros cincuenta años de vida en iniciar una “mayor igualdad de género” entre las mujeres porteñas. Señala que la actividad física y el deporte fomentados por esta asociación fueron modos a través de los cuales las mujeres pudieron hacer uso más amplio de sus cuerpos, alcanzar una mayor participación social en la esfera pública y desafiar los estereotipos de la época al demostrar su capacidad de desempeñar una obra “patriótica” más allá de la asociada al ejercicio de la maternidad.

En “Una vez guía, siempre guía. Scoutismo en clave femenina, 1910-1955”, Laura Marcela Méndez identifica la participación de niñas y jóvenes mujeres en el scoutismo internacional y argentino. Al prestar atención a los procesos de inclusión/exclusión, evidencia cómo este movimiento moralizante permitió que las mujeres salieran del enclaustramiento privado aunque esta incorporación fue destinada a desarrollar una única feminidad asociada al matrimonio, la maternidad y el cuidado. Como resalta la autora: los ideales normativos que configuraron el ser una ‘buena guía scout’ iban de la mano de categorizaciones reproductoras de la dominación masculina.

En “Los campamentos de la Juventud de Acción Católica, 1940-1960. Domesticación del tiempo libre y de la sexualidad”, Adrián Cammarota y Karina Inés Ramacciotti analizan cómo este tipo de actividades funcionaron como una estrategia de disciplinamiento de las identidades juveniles, motivada por el fin de alejarlas de los “peligros” asociados al ocio, el tiempo libre y el ejercicio de la sexualidad. A través de prácticas como la observación, el stalking, el tracking o los grupos estivales se inculcarían valores morales, modos de control y gestión del cuerpo, vinculados a ideales culturales tradicionalmente asociados a la masculinidad y a la feminidad.

3. Cultura física, deportes y prensa

La tercera parte está constituida por cuatro textos. En “La mujer en el hipódromo”, Roy Hora muestra cómo el turf —que constituyó el deporte más popular en Argentina hasta que cobró centralidad el fútbol avanzado el siglo XX— devino un escenario a través del cual la oligarquía argentina pudo construir poder simbólico. A partir de la creación del Jockey Club de Buenos Aires en 1882, el hipódromo fue un espacio donde las mujeres de la elite, a través de la cobertura de la prensa, adquirieron visibilidad como signo de elegancia y jerarquía. Esta presencia, no obstante, estaba constreñida a ser reducidas a un mero objeto para ser percibido de acuerdo con criterios masculinos.

En “Entre el cielo y la tierra: las primeras aviadoras en Argentina”, Dora Barrancos aborda la participación femenina en el ámbito aeronáutico entre fines del siglo XIX y XX. Contextualiza la incursión de las primeras mujeres en este ámbito masculino, acontecida en Francia. Luego, centrándose en el caso argentino, considera dos figuras pioneras: Myriam Stefford (que en 1931 obtiene la licencia para conducir aviones sin pasajeros) y Carola Lorenzini (quien adquiere similar permiso en 1933, sumando en 1940 la certificación para navegar pasajeros, siendo la primera mujer sudamericana en alcanzar este logro). Ambas, en distintos sentidos, tensionarían los imperativos de género de la época y encontrarían la muerte en el cielo en circunstancias dudosas, que sugieren posibles femicidios.

En “La invención militar de la práctica del tiro en la Argentina”, Diego Roldán reconstruye el origen de esta actividad. El nacimiento de la práctica del tiro en nuestro país se asocia a las colonias agrícolas de inmigrantes suizos y suizos-alemanes de provincias del Litoral, donde era desarrollado con el fin de proteger la producción, y, también, al tiro a la paloma, practicado como deporte aristocrático. Sin embargo, el autor problematiza cómo estos comienzos serían borrados en los discursos elaborados desde el Ejército Argentino, a través de los cuales existiría una “invención militar” de los polígonos en pos de construir una idea de nacionalidad homogénea. En esta configuración, también las mujeres serían invisibilizadas y reducidas a un papel ornamental sostenedor de la virilidad.

En “El cuerpo de la mujer moderna. La construcción de la feminidad en las revistas de Editorial Atlántida, 1918-1933”, María Paula Bontempo detalla el modo en que esta casa editorial, a través de sus revistas Para Ti y El Gráfico, esbozó una forma legítima de femineidad desde la cual la corporalidad en movimiento devino un elemento central de la “mujer moderna”, caracterizada por su presencia en el espacio público, su actitud activa y su rol de “profesional del hogar”. En ambas revistas, en los años ´20, la ‘cultura física’ sería promovida como sinónimo de salud y belleza y, hacia los años ´30, la importancia de estos términos se invertiría, debido al auge de la industria de la cosmética, la moda y el cine.


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Como puede advertirse tras la revisión pormenorizada de los capítulos, no existen dudas de que el libro destaca por un notable índice, asociado tanto a la calidad de las producciones como a la trayectoria de los/as autores/as. Complementariamente, una lectura global de la obra permite percibir cuatro rasgos compartidos por los artículos de los cuales es posible inferir sus aportes a un espectro amplio de las ciencias sociales y humanidades.

En primer lugar, todos los trabajos de la compilación desnaturalizan procesos a través de los cuales se configuraron, por medio de la gestión de los usos, los movimientos y las percepciones del cuerpo, un conjunto de disposiciones que exaltaron un modo de ser mujer que, en sumisión al ser masculino y en abyección a figuras de homosexualidad, devino legítimo en tanto que derivado del sexo. Así, el libro contribuye a los estudios de género locales al generar conocimiento respecto a los modos históricos del ser mujer y su paradojal inclusión opresiva a un ámbito originariamente masculino.

En segundo lugar, si los capítulos dan cuenta, desde diversas perspectivas teóricas, de esa gran propuesta postulada por Joan Scott (1996) respecto al comprender a las relaciones de género como relaciones de poder, también en su misma línea, aportan complejidad al no reducir la opresión a un determinismo, reconociendo la capacidad de agencia y visibilizando cuestionamientos, ambigüedades y pujas.

En tercer lugar, como piezas de un rompecabezas, los capítulos suman saber al origen histórico del campo de la ‘cultura física’, la educación física y los deportes a nivel nacional. De allí que —aunque el libro no se enmarque en esta perspectiva— es también una contribución al ámbito de la sociología del deporte, al historiar el desarrollo de deportes en particular en Argentina y sus filosofías particulares (Bourdieu, 1984). Asimismo, evidencia, cómo cuando el tópico deportivo es analizado en clave género buscando establecer conexiones sociales más amplias, deviene una instancia generadora de conocimiento sobre la sociedad en general (Dunning, 1992). A través de los artículos que componen el texto se vincula la intersección género/deporte-cultura física a temas como los de la nacionalidad, el racismo, las prácticas eugenésicas, los problemas de salud/enfermedad, la configuración de los cuerpos y las moralidades legítimo/as e ilegítimo/as. De este último elemento se perfila un cuarto rasgo de la obra que la configura en un aporte para la historiografía en general, para los estudios culturales, como así también para las investigaciones sociales sobre el cuerpo.

Ahora bien, se dice que el texto suma conocimiento al área, porque el compilador de la obra, Pablo Scharagrodsky, viene realizando una intensa labor al respecto desde hace casi dos décadas. La continuidad en su producción ha sido una atenta mirada a las implicancias que ha tenido la construcción de la diferencia sexual, invitando a la reflexión crítica en un área de saber muchas veces visualizada, desde posturas armonicistas, como esencialmente inclusiva (Scharagrodsky, 2002). Sin ser excepción a esta línea de trabajo, las voces que componen Mujeres en Movimiento, constituyen una apuesta política a “ponernos en movimiento”: “no sólo para desafiar las convenciones excluyentes, coercitivas, dominantes y hegemónicas, sino muy especialmente” para “cambiar las reglas de juego para que muchas mujeres —y otras identidades posibles— no queden permanentemente en off side” (Scharagrodsky, 2016, p. 17).


Referencias bibliográficas

Bourdieu, Pierre (1984). ¿Cómo se puede ser deportista? (pp.193-213). En Bourdieu, Pierre. (Editor) Sociología y cultura. México: Grijalbo.

Dunning, Eric (1992). Prefacio (pp. 9-29). En Elias, Norbert y Dunning, Eric, Deporte y ocio en el proceso de la civilización. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

Scharagrodsky, Pablo (2002). En la educación física queda mucho ‘género’ por cortar. Educación física y ciencia, 6, 1-27. doi: http://www.efyc.fahce.unlp.edu.ar

Scharagrodsky, Pablo (2014). Palabras preliminares (pp. 9-12). En Scharagrodsky, Pablo. (Compilador) Miradas médicas sobre la cultura física en Argentina 1880-1970. Buenos Aires: Prometeo.

Scott, Joan W. (1996). El género: una categoría útil para el análisis histórico (pp. 265-302). En Lamas, Marta (Compiladora) El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. México: PUEG.



Fecha de recibido: 1 de noviembre de 2017
Fecha de aceptado: 15 de diciembre de 2017
Fecha de publicado: 9 de marzo de 2018

 

 

 

 

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